21 de julio de 2015

SENDA DE MAZOBRE


                                                            Cascada de Mazobre










Pico Espigüete








Fauna y flora












Aguilar de Campoo






El 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, me fui de excursión con mis amigos, a una ruta desconocida, la Senda de Mazobre, en la Montaña Palentina.

Salimos desde Santander en dirección Palencia por la A67, para desviarnos hacia Aguilar de Campóo y atravesando esta localidad, continuamos hasta Cervera de Pisuerga.

En Cervera de Pisuerga, nos dirigimos hacia la  Ruta de los Embalses-Parador Nacional.

Dejando a la izquierda el Parador de Fuentes Carrionas, continuamos por una carretera repleta de curvas, donde empezamos a contemplar el primer embalse, el de Ruesga.

Llegando al pueblo Vidrieros, hacemos una parada obligada para contemplar y fotografiar el macizo del Curavacas.

Después nos encontramos el 2º embalse, Camporredondo, que se encuentra  sin  gota alguna de agua.

Pronto tenemos enfrente el Espigüete y solamente queda desviarnos hacia el pueblo de Cardaño de Arriba, que se encuentra en la ribera del río Cardaño, en un profundo valle, dentro del Parque Natural de Fuentes Carrionas, lo que le confiere una gran riqueza de fauna y flora. Zona donde están las mayores elevaciones de la Montaña Palentina.

Terminamos en el aparcamiento , a unos metros antes de llegar al pueblecito y en la misma base del pico Espigüete.

Este pico Espigüete, es una imponente mole rocosa que por su belleza, su situación aislada y las sensaciones que transmite al montañero, es una de las cumbres más emblemáticas de la Comunidad de Castilla y León.

Se trata de un paisaje kárstico, a menudo , superpuesto a otros de origen glaciar, formado por caliza de montaña, una roca muy dura, que se encuentra no obstante labrada por acción del agua y del hielo.

Durante las últimas glaciaciones, hace unos diez mil años, los hielos se acumularon en las partes más altas de esta Cordillera, especialmente en las vertientes septentrionales. En el Pico Espigüete la línea teórica de equilibro glaciar que define las áreas de acumulación de nieve donde los glaciares ganaban masa, debió de estar situada por encima de los 2.100 m. de altitud, desde donde los hielos descendían hacia cotas más bajas formando lenguas glaciares. La vertiente norte del Espigüete, conocida como el Valle de Mazobre, ha sido modelada por aquellos glaciares, que dejaron cicatrices en forma de circos, morrenas, cubetas, valles glaciares encajados y estrías talladas en las rocas, conformando la singularidad actual del paisaje.

La acción del agua sobre la roca caliza ha originado además otra forma de modelado por disolución, conocida como modelado kárstico, que ha dejado también su impronta en el Espigüete con campos de rocas denominadas "lapiaces", que originan relieves con abundantes surcos y crestas, y las "dolinas", que son depresiones originadas tras el hundimiento del techo de una gruta y que forman cuevas y simas profundas y peligrosas con desniveles de más de 300 m. como la Sima-S-3 abierta en un rellano de la vertiente noreste, y la Sima del Anillo, abierta en la confluencia con una vaguada que procede del circo de la cara norte.

El Espigüete, con sus 2.450 m. de altitud, sus barrancos, sus cimas y sus cambios de tiempo, no es una montaña fácil. Su ascenso sólo se recomienda a montañeros bien equipados, con cierta experiencia y conocimientos. La dificultad aumenta en épocas invernales cuando la presencia de nieve y hielo puede convertir las escaladas en una actividad de gran exigencia técnica.

Tengo que decir, que hace tiempo, conseguí culminar la cumbre de este pico y es una de las cumbres que más admiración tengo.

La senda de la cascada es una alternativa que permite contemplar de manera cómoda y segura la cara más hermosa del Espigüete. Discurre al pie de la montaña, siguiendo el curso del Arroyo de Mazobre, hasta llegar a su primera cascada. La cascada tiene agua todo el año, pero el arroyo es caprichoso. Cuando desciende y entra en contacto con las calizas de montaña, algunas temporadas se sume y desaparece, dejando sin agua el tramo del cauce más próximo a este aparcamiento.

La senda tiene una longitud aproximada de 6 km. (ida y vuelta), que pueden recorrerse en unas 2 horas y 45 minutos a paso normal. Su dificultad es escasa aunque el primer tramo tiene cierta pendiente y conviene hacerlo despacio.

La senda está señalizada mediante balizas en todo su recorrido, que comienza y finaliza en este mismo aparcamiento, realizándose la ida y el regreso por el mismo camino. Existe además un pequeño ramal que da acceso al refugio de montañeros existente en la base del Espigüete.

Tras dejar el vehículo en el mismo aparcamiento, iniciamos la ruta despacio para ir contemplando el paisaje y su entorno.

 Al iniciar la pequeña pendiente, dejamos atrás a nuestros amigos Gelo y Felipe,  momento en que apretamos nuestra marcha para poder llegar al pie de la cascada, que era nuestra intención desde un principio.

El itinerario discurre paralelo al arroyo Mazobre, a los pies de los barrancos septentrionales del pico Espigüete.

Pronto llegamos a una zona de matorrales y prados donde ya empezamos a contemplar desde el mirador una oquedad por la que salta el arroyo Mazobre, configurando una cascada de gran belleza.

Al principio la senda discurre entre pequeños matorrales debido a la altura entorno a 1350 m. que se irán perdiendo a medida que ascendemos por la senda convirtiéndose en majadas donde pastan las vacas, con apenas ya arbolado, aunque si muchos arbustos tipo brezo y escobas.

Este recorrido por la base del pico Espigüete nos sitúa rápidamente en la cascada y con la grata sorpresa de encontrarla con bastante agua en estas fechas de verano y habiéndose  producido los deshielos de las cumbres.

Nos ha sorprendido la belleza de este lugar y especialmente el final del recorrido, con su fantástica cascada.

Después hemos terminado en Aguilar de Campoo para estrenar un nuevo restaurante y visitar su maravillosa Iglesia Románica.








19 de julio de 2015

VALLE PASIEGO




















El 14 de julio, en familia nos fuimos a visitar el Valle Pasiego.

El objetivo era de que Diego hiciese unas cuantas fotos para presentarlas en su Máster de Fotografía que viene realizando en Madrid.


Estupendo día, mucho calor y maravilloso paisaje del Valle.








18 de julio de 2015

BAÑOS DE OLA SANTANDER 2015




Trajes de Epoca











Escena Miriñaque








Santander 1900






mago Raul Alegría





Otra edición de los Baños de Ola de Santander, que tuvo como protagonista el centenario edificio de las Caballerizas del Palacio de la Magdalena.

Este año fue la XXI edición de esta fiesta, que se celebró los días del 8 al 12 de julio, en el marco de los Jardines de Piquio del Sardinero.

Hubo distintas actuaciones, el día de la inauguración, estuvieron la compañía de Gloria Rueda, al día siguiente, interpretaron un concierto musical de "Swing, Jazz y Pop".

La primera actuación se encargó de presentarla el mago Raúl Alegría, con el espectáculo "La mujer cortada" y acompañado por la Banda Municipal de Santander.

El viernes 10, los alumnos del colegio Las Mercedarias colaboraron con la puesta en escena de la obra "Santander 1900. El veraneo cultural y la zarzuela" con escenas de la vida cultural santanderina de principios del siglo XX, tomando como hilo conductor la zarzuela, precedidas de un gran desfile con gigantes cabezudos.

Esta misma noche, hubo un espectáculo de baile, en directo y con artistas proyectados en un audiovisual.

El sábado se clausuró los Baños de Ola, con la compañía de Alberto Pineda y el Centro Ecuestre de Santibáñez y terminando con la quema de la falla y posterior verbena amenizada por la orquesta Leyenda.

Este mismo día, hubo los concursos de pintura rápida al aire libre y de trajes de época.

Durante todos los días estuvieron y representaron breves animaciones de calle los del grupo Miriñaque, con la representación "Estampas del Sardinero".

Los Baños de Ola, se convierte en una recreación al aire libre de la historia de la relación entre Santander y la playa, con especial incidencia en la belle époque, cuando la capital de Cantabria adquirió fama internacional gracias a la presencia de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, sus hijos y la Corte, entre 1913 a 1930 en el Palacio de la Magdalena.

En estos días, hemos podido contemplar distintos grupos ataviados con trajes copiados de los que se usaban entonces, actuaciones teatrales a cargo de Miriñaque, el espectáculo Santander 1900 y otras actuaciones.

Hasta la falla que se quemó el último día, está basada en la época de los Reyes y su veraneo: representa la torre de las caballerizas de la península de La Magdalena, que este año cumplen cien años de su construcción.

Los Baños de Ola, se debe a que a mediados del siglo XIX, siguiendo las corrientes médicas higienistas y su utilización como parte de recreo entre la alta burguesía, surge en las playas de Santander, al igual que ocurre en otras ciudades costeras españolas y europeas, la práctica de los baños de ola.

Esta actividad balnearia trae consigo un gran cambio en las costumbres sociales y culturales de los veraneos de la época que motiva la aparición de nuevas edificaciones e infraestructuras, así como la puesta en marcha de distintas vías de comunicación que unen El Sardinero, hasta entonces prácticamente aislado, con el centro de la ciudad.

El Sardinero era, sin duda, unos de los lugares más privilegiados de la ciudad, tanto por su ubicación geográfica, como por las condiciones que se daban en él. Además de ser un lugar estratégicamente situado, con las condiciones ambientales adecuadas, desde el que se disfrutaba de una panorámica excepcional. Estos son algunos de los motivos por los que El Sardinero pasó a convertirse en un centro neurálgico del turismo en el norte de España.

En los primeros años del siglo XX se siguen publicando distintos tratados relativos a los baños de mar. El traje de baño constituye una pieza esencial de esta nueva costumbre, y las normas son muy estrictas, tanto en lo que se refiere a los colores y materiales como a su diseño. No hay que olvidar que los baños eran recomendados por los facultativos por motivos de salud, por lo que la estética era lo menos importante de estos trajes. Debido también la moralidad de la época, el material más utilizado era la lana, para que no se pegase al cuerpo. Los colores de los trajes de baño eran oscuros, azules o marrones, y estaban compuestos por dos piezas: un pantalón largo y una blusa. La complejidad de estos trajes obligaban que los cambios de ropa tuvieran que hacerse en unas casetas instaladas en las playas a tal efecto y equipadas para la ocasión. José María de Pereda recoge en su novela Nubes de Estío el ambiente social que gira en torno a los baños de ola de Santander.

En un principio, las casas para los baños eran muy modestas y tenían un carácter provisional. Sin embargo, esta nueva terapia de baño de oleaje fue cada vez más practicada. Numerosas personas se desplazaban, especialmente desde Madrid y Castilla, para pasar el verano en El Sardinero. Este aumento de afluencia de turistas hace que se creen nuevas infraestructuras de carácter permanente. Las casas de baño comienzan a construirse con mejores materiales.

Las fachadas eran de madera y los tejados de zinc o teja. Pero no será hasta el siglo XX, cuando comience a utilizarse el hormigón, sobre todo cuando se construyen los grandes balnearios de mar.

La ciudad cuenta en esta época con cuatro estaciones balnearias: una en la primera playa de El Sardinero, otra en la segunda, también llamada playa de Castañeda, una tercera en la playa de la Magdalena y otra en La Concha. Además, en un primer momento, se instalaron unos baños flotantes en San Martín y Puerto Chico para las clases más modestas, que no podían permitirse el traslado a El Sardinero y el coste del uso de las instalaciones balnearias en esta zona.

La concurrencia en las playas de Santander se acrecentará cuando, a principios de siglo XX, Alfonso XIII y su familia convierten a la ciudad en la capital del veraneo regio. El Palacio Real de la Magdalena, residencia del monarca y su familia durante 17 años consecutivos, será además del emblema de la ciudad, el elemento nexo que garantiza las estancias estivales tanto de los monarcas y sus hijos, como del séquito cortesano. Este hecho dará lugar al aumento de la edificación en la zona para alojar a la aristocracia y la burguesía que imitaban las costumbres reales, precisando también lugares para el ocio y la diversión.

El Hotel Real y el Gran Hotel de El Sardinero acogerán a los más distinguidos veraneantes. También se encontraban en la avenida de los Hoteles otros establecimientos hoteleros como el Paris y el Roma, el Real Club de Tenis, el Gran Casino de el Sardinero o el Hipódromo de Bellavista eran lugares de encuentro, frecuentados tanto por las clases más altas como por la recién acaudalada burguesía deseosa de relaciones con la aristocracia.

En definitiva con los Baños de Ola se inicia el proceso de una escenario soñado capaz de igualar a Santander con otras modernas ciudades balneario costeras europeas, como Diepp, Deauville, Biarritz, Cannes o Niza entre otras.

Para mí, acudir estos días a los Baños de Ola, es como cita obligada, desde su principio vengo haciéndolo y aprovecho cada día en conseguir mis fotos y un reportaje completo de todo ello.








12 de julio de 2015

CONCURSO SALTOS NACIONAL SANTANDER 2015












Los días 3, 4 y 5 de julio, se ha celebrado el Concurso de Saltos Nacional Ciudad de Santander, con la participación de unos 200 caballos, que han competido en el precioso sitio del Palacio de la Magdalena.

Han sido tres intensas jornadas, donde los aficionados y visitantes han podido disfrutar de un evento deportivo de primer nivel en un entorno único.

En esta ocasión, el Concurso ha apostado por dar oportunidad a los jinetes y amazonas más jóvenes de Cantabria, de competir en un concurso tan tradicional e histórico de la ciudad de Santander.

Este Concurso de Saltos Nacional 3 Santander, está organizado por la Federación Cántabra de Hípica y con la colaboración de la empresa cántabra de marketing y asesoramiento deportivo, Stromboli Sports&Events.

El jurado de campo lo formaron Alejandro Gutiérrez Martin (presidente), Pedro Villate Pellón (vocal), Alfonso Bringas Velasco (jefe de pista), José María Rodriguez Diaz-Sarabia (adjunto al jefe de pista), Victor Pulito Rodriguez (cronometrador), Bárbara Millán Díez (comisario), Luis Almendros Fernández (delegado RFHE) y Sergio Pulito Callejo (informático).

Además de la colaboración del Ayuntamiento de Santander, otras instituciones y empresas colaboradoras.

La prueba más espectacular fue la del último día, con una gran afluencia de público y donde participaron más de medio centenar de jinetes y amazonas.

El Concurso de Salto Nacional Santander 2015, finalizó por todo lo grande, con un espectacular desempate, en donde, destacó la clasificación de tres caballos por parte de Iván Serrano y de dos de la amazona asturiana, Teresa Arias Cueva. El jinete vasco afincado en Cantabria desde hace tres años, derribó un obstáculo con "Princesa" y cuatro con "Bohemio del Olmo", lo que le permitió en la clasificación provisional liderar el Gran Premio Ayuntamiento de Santander, seguido del cántabro Borja Villalón, que tras firmar un gran recorrido, el tiempo no le permitió conquistar su primer Gran Premio de la Magdalena.

Finalmente fue Iván Serrano quien cerró el concurso y el desempate, con el caballo cántabro criado en la Yeguada El Pomar por la familia Movellán, "Dimar del Pomar", en un brillante recorrido, con una gran galopada final, que le permitió vencer a la asturiana.

Otra actuación destacada, fue la de Jaime Suárez, ganador de la prueba grande del sábado.

Pero a quién debemos felicitar, es la jovencísima amazona santanderina, Ana Fernández de Velasco Arroyo, que cumplidos 12 años, ganó la prueba IMD Santander de altura máxima 1,20 metros con "Quelebelledu Gery", después de firmar el mejor tiempo (56,77) en un recorrido sin falta.

Junto con mis amigos Felipe y Manolo, acudimos a presenciar el Concurso. que para mí, es una citada obligada del verano santanderino.







5 de julio de 2015

TEJEDA DE TOSANDE





Tejeda




































Continuando con nuestros reportajes fotográficos, el jueves 2 de julio, volvimos a salir de excursión sin destino y en carretera decidiríamos donde llegar.

Nos reunimos los de siempre, a falta del director, Gelo, y por tanto, yo tenía que tomar la iniciativa de elegir sitio.

Salimos desde Santander en un día inestable y anunciando lluvia. Tras dejar Reinosa con mal tiempo y visto que por Aguilar de Campoo el cielo parecía despejado, decidimos acercarnos y conocer la ruta de  Tejeda de Tosande.

Nos fue fácil llegar al sitio de partida, pues con el navegador de Nacho, no hay pérdida alguna.

Primeramente llegamos al pueblecito de la Dehesa de Montejo y desde aquí a unos kilómetros, se encuentra el aparcamiento e inicio de la ruta.

El recorrido de la ruta se inicia desde este aparcamiento, situado junto a la carretera de Cervera de Pisuerga a Guardo, a una altitud de 1.150 metros.

 Descendimos por la pista y a mitad del recorrido nos recogió con el vehículo Nacho, para aparcar de nuevo en el  paso del ferrocarril de La Robla y evitar a la vuelta el ascenso algo prolongado y costoso.

Tras dejar el puente nos encontramos con el cauce seco del Arroyo de Tosande, poca agua, pero muy propicio para ver alguna que otra libélula y así fue.

El camino nos lleva a desviarnos hacia la izquierda, para remontar hacia el valle de Tosande.

Siguiendo el sendero, pasamos junto a las escombreras de una antigua mina ya abandonada y luego por una angostura caliza muy bonita para salir a la pista que accede al valle.

Por la pista nos adentramos en el valle entre abundante y variada vegetación, pasando en muy poco tiempo del encinar mediterráneo al robledal y después al hayedo.

Tras superar un tramo angosto, el Valle de Tosande se abre y muestra un paisaje idílico, cubierto de praderías, entre las que se reconocen varios túmulos megalíticos, estructuras funerarias debidas a los primeros pastores de la Cordillera Cantábrica, hace unos 4.000 años.

Tras llegar a este punto y siguiendo las indicaciones, subimos hacia la izquierda (Suroeste), entrando en el hayedo que cubre la ladera de Peña Horacada (1.818 metros), para descubrir en su interior la Tejeda de Tosande.

Nos acercamos, para introducirnos y conocerlo. Hasta aquí teníamos previsto llegar y regresar de nuevo para no perder tiempo y llegar pronto a comer.

La Tejeda de Tosande es una de las concentraciones de tejos más destacadas de España, situándose en el interior del Parque Natural de Fuentes Carriones y Fuente Cobre-Montaña Palentina, concretamente en la Sierra de la Peña, dentro del término municipal de Dehesa de Montejo. La Tejeda se ubica en la vertiente norte de la Peña Horacada, sobre el Valle de Tosande, conocido también en algunas localidades como Tosande, en cotas comprendidas entre los 1300 y los 1500 metros de altitud, y sobre un sustrato calizo paleozoico.

En realidad los tejos se encuentran integrados dentro de un extenso hayedo, de modo que las hayas ocultan la Tejeda en los meses no invernales, pues sólo después de caer las hojas de la hayas en el otoño se descubre el verde oscuro y perenne de los tejos.

La excepcionalidad de esta Tejeda de Tosande se debe por un lado al elevado número de tejos que la componen, en concreto hay setecientos cuarenta y tres pies inventariados. Por otro lado a que en su mayoría son ejemplares muy viejos, existiendo ejemplares que superan los 145 cms. de diámetro, dimensiones que corresponden a árboles de una edad próxima al milenio. Los tejos, en su mayor parte, no tienen un porte elevado, sobrepasados holgadamente por las hayas, pero algunos ejemplares de Tosande sobrepasan los 15 metros de altura. Así pues, se trata de una concentración excepcional de tejos que constituye una de las joyas de la Montaña Palentina.

Además de su interés natural, el tejo es una especie que tuvo una consideración muy particular desde la antigüedad, debido probablemente a su longevidad y su toxicidad. Junto con el olivo, el tejo es uno de los árboles más longevos de Europa, conociéndose ejemplares que sobrepasan los 2000 años, así que en cierta manera el tejo era "el árbol de la vida". Pero el tejo también "el árbol de la muerte", pues  tanto sus semillas, como sus hojas, sus ramas y sus raíces son muy tóxicas, debido a un alcaloide llamado taxina. Los historiadores romanos relataron que los cántabros y también algunos pueblos de la Galia utilizaban el veneno del tejo para quitarse la vida cuando se sentían demasiado viejos para luchar, o bien antes de rendirse a sus enemigos, como sucedió durante las Guerras Cántabras en el Monde Medulio, de ubicación todavía discutida.

Pese a su toxicidad, el taxol extraído de la corteza del Tejo de Pacifico (Taxus brevifolia), está siendo utilizado actualmente en algunos países, entre ellos EEUU, como un potente anticancerígeno.

Además de estas cualidades que le confirieron un carácter mítico, el tejo también era muy apreciado por la calidad de su madera, en concreto muy usada antiguamente para la fabricación de arcos, lo cual contribuyó en gran medidas a la regresión de la especie.

Una buena parte de los tejos de Tosande presentan unos misteriosos chaspes o cortes de los que no hay constancia ninguna de su función o utilidad. Solamente el tamaño de las cicatrices nos permite descubrir la antigüedad de estas viejas heridas, algunas de las cuales se cree que tengan más de 200 años. Un antiguo aprovechamiento del que se deja a futuras investigaciones la posibilidad de desvelar su verdadera función.

Hoy en día tiene la consideración de especie protegida, debido a su escasez en los montes españoles.

Se debe contribuir a la conservación del entorno de la Tejeda de Tosande si no abandonamos la senda, evitando de esta manera cualquier posible daño.

En el norte de Castilla y León, lo mismo que en Galicia, Asturias, Cantabria y otras regiones de la Europa Atlántica, existía la costumbre de plantar un tejo al edificar una iglesia o palacio, y también en los cementerios, encontrándose muchos ejemplos de iglesia y tejos centenarios contemporáneos.

El sendero de la Tejeda remonta la empinada ladera por una vaguada, y luego serpentea entre los tejos centenarios, con rincones espectaculares y misteriosos. Después hay que llanear hacia el Sureste y salir del bosque, con una zona que permite apreciar una panorámica del valle y su entorno desde la altura, que en este lugar sobrepasa los 1400 metros, siendo el punto más elevado de todo el recorrido. Desde aquí se desciende por otra vaguada, mejor por el interior del bosque que por los matorrales, para enlazar de nuevo con la pista por la que accedimos al valle.

En cuanto a la fauna, en el Parque, existe muchas especies de aves y de mamíferos. La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido, permite que vivan aquí especies características de los bosques, con una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de haya, robles, acebo y servales, entre otros, proporcionan alimentos a especies como el jabalí y el lirón careto. Además es zona de paso del oso. Entre las aves destacan los picos mediano y menor, mirlos, zorzales, caballa gris y curruca zarcera. Otros rapaces como el buitre, el azor, el águila culebrera y el cárabo.

Este primer contacto con esta ruta, ha sido positivo, hemos podido contemplar una maravillosa naturaleza y ya nos imaginábamos lo que sería en Otoño, con el cromatismo de sus árboles y arbustos y el rojo encendido de los arilos de los tejos y de los frutos de acebos y mostajos.

Pero lo más importante, durante el recorrido, fué haber podido disfrutar de cientos de mariposas volando cerca de nosotros, de distintas especies y coloridos.

Y qué decir del vuelo de las libélulas, una maravilla poder fotografiarlas, a pesar de lo difícil para conseguirlo.

Después de terminar la visita a esta senda de Tosande, hemos prometido volver a hacerla en su totalidad, es decir, todo su recorrido y olvidarnos de la macrofotografía.

Ha sido un bonito día, preciosa ruta y buenas fotografías, todo ello gracias a nuestro amigo Carlos Medina, quien me había informado de este lugar.

Como también nos recomendó, donde debíamos comer, en el Restaurante Peñalabra, con excelente menú y atención.


Gracias de todos, Carlos.