El día 23 de abril, nos fuimos Manolo y yo, a visitar el
Parque de Cabárceno, con el objetivo de poder localizar a las nuevos oseznos
que por estas fechas ya suelen salir de las cuevas con las osas.
No fue así, parece ser que aún es pronto y esperemos que
sea en estos días próximos.
Pero si tuvimos suerte en ver a la nueva cría hembra de
"camello bactriano", nacida el 5 de este mes.
Se trata de una nacimiento importante en el Parque dada
la escasez de ejemplares de esta especie que existen en los zoos y parques
españoles, siendo nuestro Parque y el Zoo de Madrid quienes cuentan con un
grupo de ellos.
Anteriormente en la fecha del 2020, nació otra cría.
Asimismo el camello bactriano salvaje es un animal en
serio peligro de extinción con no más de mil ejemplares en libertad.
La cría nacida ya convive con total normalidad con los
cinco miembros de esta especie. Actualmente lo integran 6 animales, un macho y
cinco hembras, si bien, el Parque ha llegado a contar con hasta una doce de ejemplares.
El éxito del programa de reproducción de la instalación cántabra donde ya han nacido siete camellos bactriano, ha permitido que parte de ellos sean trasladados a otros centros y zoos europeos. Con estos traslados se evitan problemas de consanguinidad en las poblaciones que viven en un mismo parque y se garantizan los programas de reproducción a nivel europeo.Las camellas bactrianas paren una única cría tras una gestación de entre 12 y 14 meses.
En general son animales de carácter pacífico, aunque cuando se enfadan pueden ser muy agresivos y peligrosos. Los machos son de gran envergadura y pueden medir más de dos metros y llegar a pesar casi 1.000 kilos.
Cuentan con una esperanza de vida de más de 50 años y son muy poco exigentes en lo que respecta a la dieta ya que ésta consiste únicamente en hierba seca y brotes de arbustos.
El camello bactriano es una especie originaria de los desiertos rocosos de Mongolia y China, adaptándose perfectamente a estas áridas regiones, donde la temperatura en verano es superior a los 50 ºC y en invierno pueden bajar hasta los 30ºC bajo cero. Por ello tienen un pelaje lanudo y grueso que les protege en invierno y que se cae hasta quedar casi calvos conforme pasan las estaciones y suben las temperaturas.