25 de abril de 2015

MONTE DE UCIEDA





Monte Ucieda














Después de un largo periodo, nuestro amigo Nacho, nos ha invitado para que le acompañemos a una pequeña excursión al Monte de Ucieda.

Los motivos han sido para vernos después de  mucho tiempo y probar nuestros objetivos "macro" de reciente adquisición.

El Monte Ucieda, ya le hemos visitados muchas veces y conocemos muy bien todos sus rincones y caminos.

Hemos aprovechado esta visita para hacer unas fotos del paisaje que hemos visto durante el recorrido .

Pero lo más importante, era localizar objetos que nos pudieran servir para hacer lo que pretendíamos, "fotografía macro".

Que difícil ! es conseguir unas buenas fotos en "macro", pero seguiremos probando y aprendiendo sobre este tema tan fascinante, como es la fotografía Macro.

Son fotos de maravillosos colores y detalles, que podemos retratar sobre objetos que rara vez hemos observado tan de cerca.

A quien ? no le provoca admiración contemplar la gigante cabeza de una mosca, la textura de los pétalos de una flor, o los detalles de las alas de una mariposa.

Es una de mis debilidades, que quiero empezar a practicar y conseguir esas fotos tan espectaculares que venimos contemplando de grandes profesionales  e incluso de destacados aficionados a la fotografía macro.

La palabra "Macro" significa grande. La Macrofotografía es por lo tanto una rama de la fotografía en la que el sujeto fotografiado resulta "grande" en la foto, igual de grande que en la vida real o más grande. Por ejemplo si el tamaño de una hormiga en la foto es igual o más grande que su tamaño en la vida real, ésa es una foto Macro.

A través de la Macrofotografía, nos puede enseñar la belleza del sujeto (sea objeto animal o planta) en cuestión.

Otros usos más objetivos son el de la investigación biológica, que es un campo que le debe mucho a la fotografía Macro, pues ésta ha permitido documentar muchos estudios relacionados con muchas especies animales y vegetales.

También gracias a la Macrofotografía es posible contemplar y disfrutar de algunas joyas u objetos valiosos cuyo tamaño muy reducido normalmente impide que sean apreciados en todo su detalle.

Lo que he aprendido hasta ahora, es que la iluminación, es uno de los puntos más importantes de la fotografía macro.

Para ello es aconsejable que disparemos nuestras macrofotografías con el diafragma abierto al máximo. Esto hará que, irremediablemente, la profundidad de campo de las fotografías se reduzca sensiblemente. Si además estamos trabajando con elementos como los tubos de extensión o las lentes de aproximación, todavía dispondremos de una menor profundidad de campo. Esta situación puede dar pie a fotografías muy curiosas pero puede darse el caso de que necesitamos trabajar con más profundidad de campo, para poder captar detalles de una zona más amplia.

Esto nos obliga a cerrar diafragma, para conseguir profundidad de campo pero tiene un gran inconveniente: la luz que llegará al sensor. Si utilizamos algunos complementos para conseguir hacer la fotografía de aproximación puede producir, que la cantidad de luz que llegue al sensor se vea reducida sensiblemente.

Otra opción, es hacer un bracketing, que consiste en realizar varias imágenes con valores de exposición distintos para, luego, juntarlas en una sola imagen y conseguir fotografías de mayor rango dinámico.

Pero no se puede olvidar que en todas las fotos se debe usar el  trípode.

En cuanto las fotografías de insectos, lo más común de la macrofotografía, tiene una complejidad añadida, los bichitos se mueven. Además trabajando con complementos ampliadores (lentes, tubos, fuelles o el mismo objetivo macro, al más mínimo movimiento, tanto si es del insecto como si es de nuestro propio pulso, se verá magnificado, por eso, tenemos que evitar trepidaciones y fotos movidas tendremos que recurrir a las velocidades de obturación altas y, en consecuencia, necesitaremos más luz.

Qué razón tiene mi amigo Felipe, que se necesita cerrar el diafragma entre 16 y 22 y obligado el trípode, si queremos obtener unas buenas fotos.

Después de las clases prácticas del día, hemos vuelto a Santander, para degustar una buena comida, eligiendo el bar Gorio, en calle Marqués de Hermida.

Los comensales hemos sido, Gelo, Nacho, Manolo, Felipe y el autor de esta publicación.