5 de septiembre de 2015

CANTERA DE CUCHIA (III)


































Quiero empezar la publicación con estas primeras fotos que corresponden a los caballitos del diablo, en su momento de apareamiento.


El Caballito del diablo, Coenagrion Mercuriale, es una especie de Odonato de la familia Coenagrionidae de tamaño pequeño entre 20 a 45 mm., con el cuerpo más o menos fino y abdomen corto. Tiene la cabeza alargada transversalmente y los ojos separados.

Los caballitos del diablo, tienen dos pares de alas de tamaño similar, un cuerpo largo y muy delgado y patas pequeñas. Los caballitos del diablo pueden posarse en un objeto, pero sus piernas no están hechas para caminar. Los caballitos del diablo crecen de ninfas que crecen en los árboles o en el agua antes de pasar por una metamorfosis y transformarse en adultos. Los caballitos del diablo se alimentan de insectos voladores más pequeños.

Los caballitos se diferencian de las libélulas comunes por su menor tamaño y sus ojos más separados, así como por la disposición de sus alas cuando se encuentran en reposo, ya que estos las pliegan sobre sí, mientras que las libélulas las dejan extendidas como un helicóptero, al margen de que su vuelo es menos potente. Sin embargo sus costumbres reproductoras son muy parecidas y peculiares. Cuando el macho divisa a una posible hembra receptiva, se acerca a ella y la sujeta por la nuca con unos apéndices especiales que tiene al final de su abdomen. A veces, el excitado caballito en su ciego fervor, por equivocación o quién sabe si por aquello de toque exótico, sujeta a un hembra de otra raza, ante lo cual el galán sólo se llevará un desengaño amoroso. Pero cuando no hay equivocación y es aceptado, la pareja queda materialmente encadenada. Llegado el momento, la hembra dobla totalmente su abdomen hasta llevarlo al órgano sexual del macho, situado en la parte inferior del segundo segmento abdominal (detrás de las patas), quedando encadenados en una especie de eslabón, pero antes de consumar el acto el macho se asegurará de limpiar el esperma de un posible compañero anterior. Después volverán a la configuración en cadena. Los caballitos pueden permanecer encadenados incluso hasta la puesta de huevos, desplazándose por el aire en esta formación dual, de esta forma el macho se asegura la "fidelidad" de su pareja.

El apareamiento se produce de una forma muy curiosa. El macho tiene unas pinzas especiales justo al final del abdomen, con las cuales sujeta a la hembra por parte posterior de su cabeza, y así agarrados continuarán durante todo el proceso. La hembra acerca su genitales, situados también al final del abdomen, a la "genitalita secundaria" del macho, en la base de su abdomen, de donde la hembra recoge el esperma. Esto sucede así tanto en las libélulas como en los caballitos del diablo.

Una vez concluido el proceso, llega el delicado momento para la hembra de poner los huevos, lo que suele suceder en el agua, aunque algunas también los ponen sobre la vegetación. En muchas especies el macho continúa enganchado a la hembra durante todo el proceso (formando los llamados "tándems") con objeto de vigilar que ningún otro macho trate de interrumpir su labor. Estos tándems pueden incluso volar enganchados y poner los huevos desde el aire.

Suelen habitar preferentemente en cursos de agua de pequeñas dimensiones, soleados y con vegetación emergente bien desarrollada, riachuelos poco caudalosos, arroyos o canales de riesgo entre prados o campos de cultivo a veces con escaso caudal.


En esta zona humedal de la cantera de Cuchía, además de  las distintas libélulas, están los caballitos del diablo (insectos Odonatos), que vuelan en los márgenes de las charchas posándose en la vegetación palustre.

En esta visita, nos hemos dedicado a fotografiar a la especie "Coenagrion Mercuriale", y hemos podido observar el apareamiento de algunas de ellas, incluso hemos llegado a captar el momento en el que el macho fecundaba a la hembra.