22 de noviembre de 2013

COVALAGUA





 

 
 
    

  
 



Preparabamos otra excursión para seguir con el "otoño", pero mal se nos presentaba cuando en estas fechas anunciaban temporal de nieve.
Este 20 de noviembre, partimos de Santander, en un día infernal, con mucha lluvia y viento y anunciándose  nieve entre la cota de 600 a 400 metros.
 
Por "imposición" de Felipe, no quedaba más que subirnos al vehículo y llegar al sitio que decidiría el amigo Nacho.
 
Tras pasar la comarca de Reinosa, ya veíamos un cielo despejado, que nos aseguraría el día y conseguir nuestro objetivo de hacer fotos.
 
Otra nueva "orden" de Felipe, de volver a visitar  nuevamente el bosque de Covalagua y aventurarnos que paisaje nos encontraríamos en este bonito lugar.
 
¡Que sorpresa! Una autentica maravilla de paisaje, todo nevado, la nieve recientemente caída unas horas antes de llegar nosotros. Impresionante.
 
Ha sido fantástico, vernos en este lugar tan precioso, cuyo paisaje nos ha sorprendido a cada paso que hemos recorrido. De autentica postal navideña.
 
Como lo hemos disfrutado, durante este tiempo caminando e introduciéndonos por el bosque totalmente cubierto de nieve y dejandose ver algunas que otras hojas de los arboles, con color rojizo.
 
Hemos llegado hasta la cascada, ahora con agua, que diferente a la visita anterior de días pasados.
 
Estando en el bosque, hemos observado que cerca se encontraba algún animal, más concretamente un corzo, por las pisadas recientes de haber pasado por el camino antes que nosotros.
 
Cuando retornamos al vehículo, ya en el aparcamiento divisamos las Montañas Palentinas, con el Espiguete al fondo y destacado. No así el Curavacas, al estar cubierto por las nubes.
 
Dejamos con tristeza el paseo por el bosque, para irnos a visitar el mirador de Valcabado. En el mirador con un frío espeluznante hemos podido divisar unas panorámicas espectaculares. Aquí, contemplamos en vertical al fondo el bosque cuyos colores han aumentado con el blanco de la nieve y  manteniendo aún los verdes, amarillos y rojizos.
 
También podemos destacar el páramo de La Lora, cubierto todo de nieve y al fondo a lo lejos, todavía divisamos las montañas palentinas.
 
Rápidamente y quedando poco tiempo, nos acercamos de nuevo a Aguilar de Campoo, directamente al restaurante Los Olmos, donde estuvimos la anterior vez. Volvimos a solicitar esas alubias blancas que le gustan a Felipe y quien tuvo la suerte de poder modificar el "menú" y salirse con la suya, unos huevos fritos con chorizo y patatas fritas.
 
Tras el éxito de elegir este restaurante, aprovechamos para recomendar a quienes se encuentren por esta comarca se acerquen a este establecimiento, que quedaran satisfechos.
 
 
 
Por la tarde, seguimos en ruta turística, para ir viendo otros lugares, buscando alguna que otra foto.
Paramos para hacer una foto postal de un paisaje con el fondo de la Peña Siete Cruces y reflejado en unas pozas de agua existentes en una pradería.
 
Otra parada, es el puente y calzada romana que se encuentra cerca del pueblecito de Casasola en dirección de Reinosilla.
 
Desde aquí, recorremos pocos kilómetros, para llegar al menhir de Llanera. En estos lugares de Valdeolea, son muy frecuentes, hasta el punto de que hay más de una docena.
 
Los monumentos megalíticos están formados por grandes bloques de piedra, a menudo formando estructuras, que fueron realizadas durante el Neolítico y el Calcolítico en la Europa atlántica. Los menhires son los monumentos megalíticos más sencillos (se trata de una gran piedra hincada en la tierra)
 
Existe una ruta muy interesante que parte desde Mataporquera y que va recorriendo los menhires mejor conservados de este municipio. Algunos de ellos son impresionantes, ya que llegan a medir hasta 5 metros y a pesar más de 5 toneladas
 
La mayoría son de arenisca, lo que nos indica que fueron trasladados desde algún lugar hasta su situación actual, ya que las canteras de arenisca más cercanas distan bastantes kilómetros.
 
Algunos de los menhires presentan grabadas unas pequeñas cruces u otros símbolos que parecen tener una temática solar. La mayoría de ellos fueron recolocados en el siglo pasado, ya que muchos se habían caído de su lugar original y estaban en el suelo, aunque en la mayoría de los casos ha aparecido el agujero donde estaban hincados. De todas formas hay algunos que parece que se movieron de su lugar original en épocas recientes y no se ha podido conocer su ubicación original, como es el caso del menhir de la siguiente foto, que fue reutilizado como puente.
 
Este tipo de monumentos megalíticos se ha relacionado tradicionalmente con cultos funerarios, aunque hay diversas teorías. Lo que sí está claro es que este tipo de monumentos tenía una gran importancia para los hombres de la época, ya que el esfuerzo que requería su transporte y colocación era bastante grande.
 
Y después de este breve paso por la Prehistoria, nos acercamos ahora a la época romana.
 
Muchos vestigios son los que esta época nos ha dejado en Valdeolea y quizás los más numerosos son los puentes.
 
De todas formas, es cierto que no se sabe con seguridad si estos puentes son romanos o no, ya que lo más probable es que sean de épocas bastante posteriores, aunque parece bastante evidente que muchos de esos puentes se realizaron aprovechando las estructuras y los bloques de piedra romanos que había en la zona y, seguramente, seguirían su mismo trazado.
 
Nosotros terminamos de localizar el puente y calzada romana que se encuentra cerca de Casasola en dirección a Reinosilla. Desde este punto observamos su gran envergadura, con cinco arcos de medio punto.

En el puente la llegada del agua presenta un gran tajamar y en la otra cara un contrafuerte. Totalmente de sillería bien tallada que aún conserva mortero en las juntas. Junto a él hay restos de un molino y tramos de calzada. Al principio de la Edad Media era el paso del Camino Real hacia Matamorosa.
 
De vuelta a Santander, nos enfrentamos de nuevo al tiempo, lluvia y frío.
 
Personalmente he disfrutado con esta excursión, lo mismo que mis compañeros (Nacho, Felipe y Manolo). Ha sido un bonito día y especialmente pisar la nieve del bosque.
 
Que decir, si he llegado a superar el numero de fotos que hasta la fecha tenia disparado en un mismo reportaje.