17 de julio de 2016

TEJEDA DE TOSANDE




















El 13 de julio, nos fuimos en ruta fotográfica a un sitio ya conocido, Tejeda de Tosande, muy cerca del pueblecito de Cervera de Pisuerga.

En este lugar, estuvimos el 2 de julio del año pasado,  Nos dejó una grata impresión y por tanto no nos importó volver a visitarlo.

Como llegar : Primero ir a Cervera de Pisuerga, luego a la Dehesa de Montejo y desde aquí a pocos  kilómetros se encuentra el aparcamiento y el  inicio de la ruta.

Empezamos el recorrido tras atravesar el puente y paralelo al cauce seco del Arroyo de Tosande, con una vegetación admirable para divisar alguno que otro caballito del diablo.

Hacia la izquierda nos encontramos con un camino para remontar el valle de Tosande.

Siguiendo el sendero, pasamos junto a las escombreras de una antigua mina ya abandonada y luego por una angostura caliza muy bonita para salir a la pista que accede al valle.

Por la pista nos adentramos en el valle entre abundante y variada vegetación, pasando en muy poco tiempo del Encinar Mediterráneo al Robledal y después al Hayedo.

Tras superar un tramo angosto, el Valle de Tosande, se abre y muestra un paisaje idílico, cubierto de praderías, entre las que se reconocen varios túmulos megalíticos, estructuras funerarias de los primeros pastores de la Cordillera Cantábrica, hace unos 40.000 años.

Al llegar a este lugar, nos encontramos frente al  Hayedo que cubre la ladera de Peña Horcada (1.818 metros), para descubrir en su interior la Tejada de Tosande.

No tenemos tiempo suficiente y regresamos de vuelta por el mismo recorrido.

La Tejeda de Tosande es una de las concentraciones de tejos más destacadas de España, situándose en el interior del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, concretamente en la Sierra de la Peña, dentro del término municipal de Dehesa de Montejo. La Tejeda se ubica en la vertiente norte de la Peña Horacada, sobre el Valle de Tosande, conocido también en algunas localidades como Tosande, en cotas comprendidas entre los 1300 y los 1500 metros de altitud, y sobre un sustrato calizo Paleozoico.

En realidad los tejos se encuentran integrados dentro de un extenso Hayedo, de modo que las hayas ocultan la Tejeda en los meses no invernales, pues sólo después de caer las hojas de las hayas en el otoño se descubre el verde oscuro y perenne de los tejos.

La excepcionalidad de esta Tejeda de Tosande se debe por un lado al elevado números de tejos que la componen, en concreto hay setecientos cuarenta y tres pies inventariados. Por otro lado a que en su mayoría son ejemplares muy viejos, existiendo ejemplares que superan los 145 cms. de diámetro, dimensiones que corresponden a árboles de una edad próxima al milenio. Los Tejos, en su mayor parte, no tienen un porte elevado, sobrepasados holgadamente por las Hayas, pero algunos ejemplares de Tosande sobrepasan los 15 metros de altura. Así pues, se trata de una concentración excepcional de tejos que constituye una de las joyas de la Montaña Palentina.

Además de su interés natural, el tejo es una especie que tuvo una consideración muy particular desde la antigüedad, debido probablemente a su longevidad y su toxicidad. Junto con olivio, el tejo es uno de los árboles más longevos de Europa, conociéndose ejemplares que sobrepasan los 2000 años, así que en cierta manera el Tejo era "el árbol de la vida". Pero el Tejo también era "el árbol de la muerte", pues tanto sus semillas, como sus hojas, sus ramas y sus raíces son muy tóxicas, debido a un alcaloide llamado taxina. Los historiadores romanos relataron que los cántabros y también algunos pueblos de la Galia utilizaban el veneno del tejo para quitarse la vida cuando se sentían demasiado viejos para luchar, o bien antes de rendirse a sus enemigos, como sucedió durante las Guerras Cántabras en el Monde Medulio, de ubicación todavía discutida.

Pese a su toxicidad, el taxol extraído de la corteza del Tejo de Pacifico (Taxus brevifolia), está siendo utilizado actualmente en algunos países, entre ellos EEUU, como un potente anticancerígeno.

Además de estas cualidades que le confirieron un carácter mítico, el tejo también era muy apreciado por la calidad de su madera, en concreto muy usada antiguamente para la fabricación de arcos, lo cual contribuyó en gran medidas a la regresión de la especie.

Una buena parte de los Tejos de Tosande, presentan unos misteriosos chaspes o cortes de los que no hay constancia ninguna de su función o utilidad. Solamente el tamaño de las cicatrices nos permite descubrir la antigüedad de estas viejas heridas, algunas de las cuales se cree que tengan más de 200 años. Un antiguo aprovechamiento del que se deja a futuras investigaciones la posibilidad de desvelar su verdadera función.

Hoy en día tiene la consideración de especie protegida, debido a su escasez en los montes españoles.

Se debe contribuir a la conservación del entorno de la Tejeda de Tosande y sin abandonar la senda, para evitar de esta manera cualquier posible daño.

En el norte de Castilla y León, lo mismo que en Galicia, Asturias, Cantabria y otras regiones de la Europa Atlántica, existía la costumbre de plantar un tejo al edificar una iglesia o palacio, y también en los cementerios, encontrándose muchos ejemplos de Iglesias y Tejos centenarios contemporáneos.

El sendero de la Tejeda remonta la empinada ladera por una vaguada, y luego serpentea entre los Tejos centenarios, con rincones espectaculares y misteriosos. Después hay que llanear hacia el Sureste y salir del bosque, con una zona que permite apreciar una panorámica del valle y su entorno desde la altura, que en este lugar sobrepasa los 1400 metros, siendo el punto más elevado de todo el recorrido. Desde aquí se desciende a otra vaguada,, más accesible por el interior del bosque que por los matorrales, para enlazar de nuevo con la pista  que accede al valle.

En cuanto a la fauna,, en el Parque hay muchas especies de aves y mamíferos. La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido, permite que vivan aquí especies características de los bosques, con una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de haya, robles, acebo y servales, entre otros, proporcionan alimento a especies como el jabalí y el lirón careto. Además es zona de paso del oso. Entre las aves destacan los picos mediano y menor, Mirlos, Zorzales, Caballa gris y Curruca zarcera. Otros rapaces como el Buitre, el Azor, el Águila culebrera y el Cárabo.

Con  esta nueva visita, volvíamos a admirar la maravillosa naturaleza de este lugar, para caminar y disfrutar.

Pero lo que  sí se hizo realidad,  fué  encontrarnos con cientos de mariposas, de distintas especies y coloridos, revoloteando a nuestro alrededor y algunas llegando a posarse tanto en nosotros, como en nuestras  máquinas fotográficas

También sabíamos que íbamos a ver, los caballitos del diablo, pero con éstos tuvimos dificultades para captar el momento idóneo, ya que volaban y se posaban en las copas  de los arboles.

Fue un día muy positivo, con una preciosa ruta y un lugar para admirar una inmensa variedad de mariposas,, tanto más  si cabe, que en el Zoo de Santillana.

Como en la otra ocasión hace un año, volvimos a comer en el Restaurante Peñalabra, de Cervera de Pisuerga.








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