6 de junio de 2017

PEÑA AMAYA y FUENTEODRA




Fuenteodra (Burgos) y al fondo Peña Amaya














Peña Amaya







Hemos vuelto con las excursiones  turísticas y fotográficas. En esta ocasión nuestra visita a ha sido a la Comunidad de Castilla y León.

Por iniciativa de nuestro amigo Nacho, nos fuimos a conocer lo que llaman las Fuentes del Odra, para nosotros un lugar desconocido.

El rio Odra nace en las laderas de la Lora, muy cerca del pueblo burgalés de Fuenteodra.

Sus fuentes se encuentran en un gran circo rocoso, donde destaca la espectacular cascada de la Yeguamea, con un chorro que mana violentamente desde una pared vertical.

Para llegar al pueblo de Fuenteodra, nos fuimos por la carretera de Aguilar de Campoo desviándonos en Talamillo del Tozo.

Cerca se encuentra el anfiteatro rocoso donde el rio Odra tiene sus fuentes. Para llegar a ellas, nos dirigimos por un camino amplio que se dirige hacia la montaña y que es el lugar elegido.

Cuando nos acercamos, vemos ya la Cascada de la Yeguamea, que tiene la particularidad de brotar a modo de chorro perpendicularmente de la pared rocosa. Para ver este chorro, solo, en los años de fuertes lluvias y nieves y justo durante el deshielo.

En esta ocasión,  fue imposible, dada la gran sequia de este año.

En el circo desagua no solo el chorro de la cascada, sino otros arroyuelos menores que se precipitan desde pequeños surcos, esculpidos en la roca de donde brotan espontáneamente. Todos ellos alimentan el naciente rio Odra, que desembocará en el Pisuerga tras recorrer algo más de 65 kilómetros.

Tras dejar la cascada, continuamente por el camino que sube poco a poco hacia la plataforma rocosa que se halla sobre el circo. El sendero gira hacia la derecha y deja el circo atrás. Se camina por una pista junto a un gran surco.

Todo el paisaje que se contempla es el fruto de una intensa erosión sobre la piedra caliza durante millones de años, que aún continua.

También apreciamos la primera fase de formación de un desfiladero en un pequeña barranquera en pleno proceso de erosión.

Tras recorrer unos cientos de metros por este valle, dejamos el camino de la izquierda que lleva hasta la cumbre de Peña Lora y por la derecha llegamos hasta una llanura de campo de trigo y alfalfa. Desde aquí decidimos regresar por el mismo camino.

Nos ha sorprendido este lugar, por su formación rocosa y desilusionados por encontrarnos con las fuentes sin nada de agua , era de esperar en un año de total sequia.

Hemos tomado nota de este entorno para volver a visitarle.

También hemos contemplado bonitos campos de trigo, aunque pronto de recoger la cosecha.

Nos quedaba tiempo en la mañana y lo empleamos en visitar Peña Amaya, otro lugar desconocido por nosotros , que visitamos con  mucho interés.

Nos acercamos al pueblecito de Amaya, para subir por la carretera hasta el aparcamiento y continuar a pie unos cuantos metros de pendiente, hasta alcanzar el llano y otros metros más en conseguir acercarnos a la Peña.

Si a aquellos cántabros les costó subir hasta este lugar, más a nuestro amigo  Felipe, pero lo consiguió.

La Peña se encuentra en un sitio privilegiado con unas vistas espectaculares de las tierras burgalesas.

Pero lo más importante, es su historia, al haber sido un territorio ocupado por los cántabros en la Edad del Hierro.




http://www.regiocantabrorum.es/publicaciones/amaya



Amaya es uno de los baluartes de la antigua Cantabria, elevándose esplendorosa sobre la llanura burgalesa. Este enorme atalaya (1.377 metros de altitud) ha sido habitada desde la Prehistoria, alcanzando gran auge en cuanto a presencia humana se refiere a finales del siglo X a.C. Es a partir de este punto donde Amaya comienza a tener una importancia destacable, convirtiéndose en uno de los principales "castros cántabros" en la Edad del Hierro. La raíz del topónimo "Amaya" quiere decir "am(ma)" o "madre", implicando que su nombre Amaya o Amaía se referido a "ciudad madre", o como se denominaría más adelante "capital". No se sabe a ciencia cierta si Amaya fue en esencia capital de los cántabros prerromanos, ya que ninguna fuente clásica así lo recoge. Además no se han obtenido evidencias arqueológicas que así lo reflejasen, teniendo mucho más peso (por ejemplo) los hallazgos de Celada Mariantes, La Ulaña o Monte Bernorio. La misma idea de "capitalidad" no paree muy acertada para unas gentes organizadoras en clanes, habitantes de poblados elevados sobre montes interconectados visualmente. De todos modos apoyados en los toponimia y ese aire místico y legendario, muchos creen que si fue la antigua capital de los cántabros.

Este bastión estratégico que domina el acceso de la meseta a territorio cántabro fue conquistado por los romanos en el transcurso de las guerras cántabras (29-19 a.C.) quienes fundaron entonces la ciudad de Amaya Patricia. La cita más antigua de Amaya la encontramos en el Itinerario de Barro, serie de cuatro placas/tablillas con las vías romanas del noroeste peninsular que data del siglo III d.C. En la placa número I del citado Itinerario se señala el recorrido de la Vía Legione VII Gemina ad Portum Blendium que, partiendo de Legio VII Gemina (León), tiene su final en Portus Blendium (Suances).

Otro de los datos que nos indican su importancia estratégica y militar es que el mismísimo Cesar Augusto tuvo instalado un campamento en las proximidades de Amaya: Poco más se supo en los III siglos posteriores hasta la llegada de los visigodos. Es a partir de aquí donde su nombre vuelve a sonar con fuerza. De todos modos ahora nos ocupa hablar de sus orígenes y su desarrollo en la época romana, habrá tiempo más adelante de centrarnos en Amaya y su esplendor en la época visigoda - ducado de Cantabria.

La ocupación cántabra previa a la conquista romana fue determinada inicialmente por el hallazgo de piezas de cinturón y tres fíbulas, dos cuchillos, además de varios denarios de origen ibérico. Estos últimos denotan que los antiguos cántabros ya comerciaban con los pueblos del sur. De todos modos, como hemos comentado previamente, asentamientos cercanos como La Ulaña, a tan solo 4,5 km., han arrojado un número mayor de hallazgos de la Edad del Hierro, restando importancia al poblamiento cántabro de Amaya en aquella época. No olvidemos que La Ulaña constituye uno de los mayores yacimientos de la Segunda Edad del Hierro de toda Europa.

Es tras la ocupación romana cuando los hallazgos hacen más evidente la importancia de "Amaía" para el imperio romano: Peines, estelas con nombres indígenas (cántabros) y romanos, ungüentarios, monedas, ánforas y vasos, pinzas, etc. Esto nos da a entender que la ocupación militar como civil se había establecido en sus grandes llanuras.



http://bucierovidasalvaje.blogspot.com.es/2011/07/bvs-curioso-castro-cantabro-de-pena.html

Los castros cántabros, poblados fortificados de los indígenas pre-romanos, constituyen un mundo tan fascinante como enterrado en el desconocimiento general. Seguramente los últimos descubrimientos en torno a los modos de vida de estos hombres de la Edad del Hierro son materia que merece una divulgación seria y a la vez al alcance de todo el mundo. Lo vamos a intentar, con ojos de aficionado, procurando no dar muchas patadas a la historia.
Nos vamos al noroeste de Burgos, límite sur de la Cantabria histórica, para conocer el mítico enclave de Peña Amaya.
Peña Amaya emerge de la llanura burgalesa como una auténtica fortaleza natural capaz de impresionar al visitante. Sus condiciones atrajeron a sucesivos pobladores entre la prehistoria y al menos el siglo XIV. Se hace imprescindible apuntar que este lugar se ha visto envuelto en una bruma de leyendas e idealizaciones muchas veces no corroboradas por la arqueología. Por ejemplo, no parece nada claro a día de hoy que Amaya fuese la capital de los cántabros prerromanos, ninguna fuente clásica lo recoge y la etapa prerromana ofrece hallazgos de mayor entidad en lugar como Celada Marlantes, La Ulaña o Monte Bernorio. La misma idea de "capitalidad" no parece muy acertada para unas gentes organizadas en clanes, habitantes de poblados elevados sobre montes interconectados visualmente.
En primer lugar se ha documentado una presencia continuada a lo largo de la Edad del Bronce Medio (aproximadamente desde 1900 antes de nuestra era), la cual se hace más intensa hacia el siglo X antes de nuestra era.
Este bastión natural se convierte durante la Edad del Hierro (siglos VIII-I a.n.e.) en un castro o poblado fortificado cántabro hasta que pasa a manos romanas y a denominarse Amaía Patricia (las guerras de Roma contra los cántabros se desarrollan entre el 29 y el 19 antes de nuestra era). Se sabe también que el rey visigodo Leovigildo toma la ciudad en el 574 de nuestra era.
En el año 711 gran parte de la oligarquía visigoda huye de Toledo ante el avance del ejército islámico vencedor de Guadalete y queda resguardo en la lora de Amaya. Un año más tarde Tarik ben Ziyad, caudillo de la invasión árabe, asedia, somete a la hambruna extrema y finalmente derrota a los pobladores visigodos de Amaya.
La historia nos dice que hasta el 869 este mítico cerro no es repoblado nuevamente por el Conde Rodrigo. Amaya pasa a convertirse en un enclave primordial de la primera línea fronteriza en la llamada Reconquista.
Desde la repoblación de finales del siglo IX hasta el siglo XII la villa medieval se asienta en lo alto de la meseta de Amaya, al amparo de la fortaleza elevada sobre el promontorio hoy conocido como El Castillo y de las propias virtudes naturales de la plaza. El alejamiento respecto a la línea de la reconquista hará que en el siglo XII los lugareños se trasladen a la llanura inmediata. La actual Amaya, apenas un puñado de casas sobrías y humildes arremolinadas en torno a una iglesia, es heredera de aquel poblado medieval descendido desde las alturas de la peña.
Esta amplia trinchera excavada en la roca permite el acceso a la meseta. Unos 250 metros de longitud y dos metros de anchura. Los especialistas atribuyen la trinchera a los pobladores cántabros prerromanos.
La estructura que hace de base alcanza los 1200 metros y cuenta con cantiles de roca de entre 50 y 100 metros. Al ascender a la plataforma o meseta de Amaya, superadas las paredes rocosas que debían sobrecoger a los invasores, te percatas de que la ascensión no ha hecho más que comenzar. Sobre la plataforma se alzan imponentes dos nuevas protuberancias de escarpadas paredes. En primer término, la mole conocida como El Castillo, antiguo asiento de la fortaleza medieval que continuó en uso hasta el siglo XIV. Mires donde mires aprecias restos del poblamiento medieval, fosos, derrumbes de muralla de las antiguas defensas que cortaban todo posible acceso.
Vista de El Castillo y restos del poblado medieval de Amaya, el cual seguramente aprovechó estructuras más antiguas.
Desde lo alto de El Castillo el pueblo medieval cobra toda su dimensión. Súbitamente el visitante puede entrever el entramado de calles y el trazado de cada casa. Hasta el sur, la llanura burgalesa sobre la que Amaya actúa como atalaya y baluarte.
A su vez, el ocupamiento cántabro en los siglos previos a la conquista romana ha sido determinado por el hallazgo de piezas de cinturón y tres fíbulas (enganches bellamente adornados que permitían la sujeción de las prendas en ausencia de botones. También son conocidos de esta época varios denarios de origen ibérico (los cántabros comerciaban con los pueblos sureños), dos cuchillos y diverso material metálico.
Los hallazgos de la Edad del Hierro, la cual se corresponde con los indígenas cántabros, son en verdad escasos. Se confirma así que Peña Amaya distaba de ser la "capital" cántabra descrita más en leyendas que en estudios científicos. No obstante los arqueólogos dejan la puerta abierta a que nuevos sondeos destapen más datos sobre este periodo.
La etapa romana arroja numerosos descubrimientos que nos hablan de ocupación militar y civil. Peines, estelas con nombres indígenas (cántabros) y romanos ungüentarios, pinzas, monedas, pulseras, ánforas y vasos., etc.
Desde esta perspectiva la roca aparece en sus verdaderas dimensiones. El visitante moderno se siente empequeñecido al imaginar la fortaleza que coronó el enclave hasta el siglo XIV.
En diversos puntos observamos catas arqueológicas que permiten hacerse una idea más precisa de la dimensión del yacimiento. Este es un buen ejemplo. Sin la cata el visitante percibe una pobre cubierta vegetal sin nada reseñable, sin embargo la cata descubre un potente amurallamiento de más de metro y medio de anchura. Con un poco de imaginación el yacimiento de Amaya cobra otra dimensión y el visitante puede adivinar un completo y complejo sistema defensivo.
Dejamos atrás el promontorio de El Castillo y buscamos un acceso a la segunda sección, La Peña. Descubrimos el curso de los mismos riachuelos que hacían de Amaya un lugar habitable. Mires donde mires percibes derrumbes de viviendas medievales y vestigios de muralla. El promontorio parece inaccesible hasta que entrevemos una vía que asciende sin demasiada complicación hasta la cima casi plana.
En lo alto de la mole de La Peña encontramos vestigios de edificaciones correspondientes al periodo romano. Los especialistas determinan que una tomada Peña Amaya los romanos le dan un uso exclusivamente militar que irá complementándose con el civil con el paso de los años. Desde aquí sería sencillo mantener un control sobre la vía que unía Pisoraca (Herrera de Pisuerga), Julióbriga (Retortillo-Reinosa) y Portus Blendium (Suances), siendo Pisoraca el asentamiento de la Legion IV. La vía transcurría al oeste de Amaya, hecho éste que disminuyó el valor estratégico del Castro de la Ulaña (desplegado al este de Amaya). Eso explicaría que La Ulaña contenga mayores restos prerromanos, pero fuese abandonada en época romana.
Tradicionalmente se atribuyó a Amaya un papel central dentro de la organización territorial de la antigua Cantabria. Incluso se llega a afirmar que el nombre procede de la raíz indoeuropea am(m)a, "madre", viniendo a significar "ciudad madre". Las últimas investigaciones apuntan a que en efecto fue poblado cántabro, aunque de menor entidad, que cobra mayor relevancia como asentamiento militar-administrativo y civil romano. La "capitalidad" del territorio cántabro si podría asegurarse en los tiempos en los que Amaya cobija a la oligarquía visigoda.
La estructura denominada La Peña ofrece formas curiosas como ésta, una especie de proa apuntando al enemigo. Ascender a lo alto de los cantilles y sortear los pasos amurallados debía ser misión imposible para el invasor, pese a ello una vez arriba los caminos son cómodos. A estas condiciones hay que añadir las hasta 7 fuentes que manan desde Peña Amaya. Lo que en principio pudiera parecernos una roca inhabitable poco a poco que nos acerca a entender a los diferentes moradores del lugar.
Allá donde la naturaleza no presenta cantiles inexpugnables el hombre dispuso completos sistemas defensivos. Lo observamos con claridad en esta vaguada que permite el acceso desde la llanura norte, donde los restos del amurallamiento forman un ángulo recto que haría infructuoso el ataque.
Peña Amaya es en definitiva uno de esos enclaves donde la historia ha ido concentrándose milenio tras milenio. Hoy en día el lugar permite soñar, imaginar y revivir tiempos remotos protagonizados por hombres en esencia iguales a nosotros.


Nos ha impresionado el lugar y más aún, si alguna vez se confirma, que Amaya fuera la antigua capital de Cantabria.


26 de mayo de 2017

PARQUE DE LA NATURALEZA DE CABARCENO 23 de mayo 2017


























Continuando con las visitas mensuales al Parque de la Naturaleza de Cabarceno, el 23 de mayo, nos fuimos Felipe y yo, con dos objetivos, para pasar un bonito día en contacto con la naturaleza y conseguir alguna foto bonita.

El primer objetivo era fácil de conseguir, pues el día prometía y así fue, un día caluroso, más bien de verano.

El otro era más difícil, se necesitaba tener suerte, paciencia y estar en el momento oportuno para que los animales nos invitasen a conseguirlo.

Las primeras fotos publicadas, corresponden al "bebé gorila" que evoluciona favorablemente y pronto le veremos  en pie.

 Es  la "llama" la que no me tiene mucho cariño, pero  tendré que dialogar con ella y sellar nuestra amistad.

En el recinto de los osos, observamos que han dejado de hibernar y se les ve más, Algunos en periodo de "celo" y una osa con sus pequeños oseznos para presentarles en "sociedad".

Las jirafas en su maravilloso entorno, pero las encuentro tristes, están a falta de "cariño".

Requiero a los directivos del Parque, para que intenten ampliar este recinto con alguna hembra, ya que con ello conseguirían tener el mejor recinto de jirafas de Europa.

En esta visita ha habido una anécdota, que no voy a publicar, porque  está guardada en los archivos de mi amigo Felipe.













22 de mayo de 2017

IMAGENES del mes Mayo




Imágenes realizadas durante este mes de mayo.





Visita del crucero Balmoral a Santander.






Paisaje de Liébana.






La Cruz de Cristo el Lignum Crucis, con motivo del Año Jubilar







La colocación de la grua de piedra, queda aún la instalación de su "pluma"







Caballito del Diablo







Procesión de la Virgen del Rocio, por las calles de Santander.








Campeonato de España de los 10 kilómetros Santander 2017, celebrado en la ciudad.














12 de mayo de 2017

PICO JISO en los Picos de Europa












Con esta publicación, quiero recordar y homenajear a tres grandes montañeros, Fernando, Daniel y Rubén, que han dejado sus vidas en los Picos de Europa, tras un trágico accidente.

El 26 de abril, se dió la noticia de la desapareción de los tres montañeros zamoranos, en el entorno del Espolón de El Jiso, en Picos de Europa.

Una unidad del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de la Guardia Civil (Greim), había localizado sin vida a los tres montañeros.

La localización de los tres cadáveres se produjo el día 24, a las 18,00 h. en la zona media de la pared vertical, en un paraje conocido como Los Costillares. Al parecer el accidente se produjo a 150 metros de la cima y cayeron otros tantos. Aunque todavía no se había confirmado ese extremo, la Guardia Civil piensa que el fallecimiento se pudo producir debido a un fallo en las cuerdas que utilizaban para realizar el ascenso a la cima de 2.173 m. de altitud.

A partir de ese momento, cuando el Greim logró alcanzar visualmente a los escaladores, comenzó el operativo para recuperar los cadáveres, pero les fue imposible debido a las condiciones meteorológicas y a la falta de luz por la llegada de la noche. Así que alrededor de las 19,00 horas tomaron la decisión de suspender las labores de rescate.

Fue precisamente la espesa niebla que había en el momento en que fueron localizados los tres montañeros les impidió que el helicóptero trasladado hasta el lugar, se acercara hasta el punto exacto en el que se encontraban.

De hecho, el aparato voló hasta un lugar muy próximo, el entorno de La Cueva del Espolón del Jiso, pero finalmente y para evitar riesgos decidieron movilizarlo en los prados de Aliva. Solo se podía acceder escalando, tal y como confirmaron los intervinientes.

A pesar de que era imposible por las dificultades del terreno portar a los fallecidos a pie hasta una zona segura, los seis agentes del Greim, continuaron el camino con la intención de llegar hasta el punto exacto en el que se encontraban los cuerpos de Fernando Casquero, Daniel Camarzana y Rubén González.

Si las condiciones meteorológicas lo permitiese -la zona se encontraba en alerta amarilla por riesgos de nevadas- los trabajos de rescate se reanudarían a primera hora del día 26.

Tenían conocimientos mucho más que de sobra para poder meterse en las vías que pretendían hacer. Más que suficientes, especialmente, Fernando que contaba con experiencia contrastada. Los otros dos jóvenes, también estaban capacitados.

El Espolón de El Jiso, es una de las paredes verticales más clásicas del Macizo Oriental de los Picos de Europa, presenta puntos concretos de gran dificultad, especialmente para personas que no han realizado antes la ascensión. Dada el conocimiento de la montaña de los tres fallecidos, consideran difícil que el suceso que acabó con la vida de los tres montañeros se debiera a una imprudencia.

Se supone que en un momento de la escalada, uno de los componentes del grupo cayera al vacio arrastrando a sus dos compañeros, sin que los anclajes del punto de reunión aguantarán el peso. Es decir, que se produjo lo que en el argot de la montaña se conoce como "efecto cremallera". Al fallar uno de los puntos de apoyo, el siguiente no fue capaz de aguantar anclado al verse sometido de forma imprevista a una gran fuerza y también se desprendió. Y así sucesivamente.


El día 27, el DM publicaba que el temporal había frustrado el rescate.

Nieve, viento y niebla se conjuraron en el día 26, una jornada más invernal de los últimos dos meses para ponérselo imposible al equipo que intentaba rescatar los cuerpos de los tres montañeros zamoranos.

Dos veces intentó el helicóptero aproximarse, sin éxito, al lugar donde fueron localizados los cadáveres desde el aire.

Por tierra, 24 miembros del Greim de la Guardia Civil subieron a pie hasta el lugar donde estaban los cuerpos y los prepararon para cuando sería posible el traslado

Los agentes de la Guardia Civil, tenían la idea clara, esperar a que apareciera un claro en el Espolón de El Jiso para llegar con las aeronaves y, a partir de ahí, trasladar los cadáveres hasta Santander. Porque con los doce hombres del Greim era impensable intentar bajarles a pie. Por eso se incorporaron otros doce más. En total 24 efectivos preparados para actuar en caso de que la nieve, la niebla y el viento no dieran tregua.

Ya había dos alternativas. La inicial de levantar el vuelo con el helicóptero y otra mucho más arriesgada de tirar cuerdas a través de los 1.100 metros que separan la zona de Los Costillares, donde están los tres deportistas fallecidos, hasta el punto de Aliva al que pueden llegar los todoterreno de la Guardia Civil.

El día 28, se dió la buena noticia de la recuperación de los tres cadáveres.

Ascendían juntos, fallecieron juntos y el día 27, fueron rescatados juntos. Poco antes de las nueve de la mañana, los efectivos del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) y especialistas de helicópteros de la Guardia Civil pusieron fin a las 72 horas de rescate.

El miércoles la intensa niebla, la nieve y el viento impidieron volar a las dos aeronaves. Descartada la opción de portear los cuerpos de los tres montañeros a pie, la vía aérea era la única posible.

Y así fue como finalmente, gracias a una "ventana" de buen tiempo que se abrió en las cimas del macizo Oriental, pudieron realizar la operación de rescate.

La zona donde se movieron era técnicamente muy complicada y por eso el helicóptero no podía tomar tierra allá arriba. Uno a uno, el socorrista del Greim se encargó de anclar los cuerpos al entramado de cuerdas instalado para la ocasión, y el helicóptero los portaba hasta la zona segura de los puertos de Aliva, donde los tres volvieron a estar juntos antes de bajar por última vez de la montaña.

La evacuación había sido muy rápida. A las ocho de la mañana ya estaban en marcha y en poco más de 40 minutos lo habían hecho.  Rápida, pero muy complicada, por la altura a la que se movía y también por la meteorología, sin que se diera cuenta, se iba metiendo la nube, les dejaba trabajar un momento y al siguiente no. La nube iba entrando y saliendo constantemente. No podrían meterse en ella porque estaban muy cerca de la pared de piedra y eso era un riesgo enorme.

De hecho, algo así fue lo que ocurrió. Por eso precisaban que había sido una de las operaciones más complicadas de cuantas habían realizado el Greim en los últimos tiempos.

Después de unas aproximaciones fallidas, llego la definitiva. El equipo intentó acercarse sin éxito por el camino más corto y después hizo otra intentona por la vertiente asturiana. Al final decidieron probar por la zona cántabra y ahí sí que llegaron a la zona donde ya esperaba el equipo de montañeros de la Guardia Civil que a las 6,00 horas había salido de Espinama -primero en todoterreno y después a pie- para volver a reunirse con los montañeros fallecidos

Pasadas las 9,10 horas, los cuerpos ya estaban en el helicóptero de Tama a la espera de la llegada de los vehículos fúnebres para emprender camino hacia Santander.

Ahora quedan, las labores de investigación que comenzarán en los próximos días. Aun así, con el reconocimiento visual que los expertos del Greim realizaron de la zona, ya tienen más que perfilada la hipótesis sobre lo que pudo suceder para que se produjera el falta accidente.

Estaban finalizando la escalada, en la última parte, la más sencilla técnicamente de la pared vertical del Espolón del Jiso, donde se encuentran los bloques más inestables. Lo más probable es que alguno de los bloques se desprendiera a su paso. Más que el anclaje -como se creía en un primer momento- lo que pudo fallar fue "la propia piedra en la que se había colocado la reunión" el punto de apoyo en los últimos 50 metros de cuerda que habían ascendido. El bloque se desligó y los tres se precipitaron junto a la roca.

La "mala calidad" de la caliza de esta zona escarpada con un suelo "muy descompuesto" fue lo que pudo causar la muerta a los alpinistas de 46, 21 y 19 años que contaban con gran experiencia.


"La montaña los llamó y la montaña se los llevó" palabras de uno de los padres fallecidos.

















5 de mayo de 2017

VIDA MARITIMA día 4 de mayo 2017




Saga Sapphire










Pur Navolok









Le Boreal











Viking Odessa











Autosky











Desert Serenity













El 4 de mayo, invitaba a acercarte al muelle de la bahía, para contemplar un gran movimiento marítimo que se esperaba durante la mañana.

Lo importante, era los dos cruceros que nos iban a visitar y así fue.

El primero, a las once, el "Saga Sapphire" y sin tardar mucho, el "Le Boreal".

Para fotografiarles, allí estuvimos los aficionados, Enrique Curto, Julio Garcia, Manuel Sanchez, Manolo Diego y José Luis Beraza, estos dos últimos, son ya "spotter marítimos".



Seria las once cuando vimos aparecer en la bahía el "Saga Sapphire".

Este buque, perteneciente a la Naviera Saga Cruise Travel, atraco en el muelle Almirante, a las once y media, con 641 pasajeros de origen británico a bordo.

Además de una tripulación de 421 personas.

Ya nos visitó en el año 2015 y regresa de nuevo dentro de un recorrido que ha pasado antes por ciudades como Oporto o A Coruña y tendrá su próxima escala en Burdeos.

El buque, de 199,63 metros de eslora, es el mayor de la flota de la naviera británica Saga Cruise Travel y fue reacondicionado por última vez en el año 2012.

Tiene 28,55 metros de manga y calado de 8,3 metros.

La ruta la inició el 28 de abril, desde el puerto de Dover (Reino Unido), ha hecho escala en Guernsey (Reino Unido), Oporto (Portugal), A Coruña y después de Santander, partirá para Burdeos (Francia), Saint-Nazaire (Francia) y Tresco, en la isla de Scilly (Reino Unido), para terminar de nuevo en Dover.

Actualmente navega bajo bandera Maita. Se construyo en 1981.

En esta visita sus pasajeros han estado toda la jornada disfrutando de la ciudad y visitando lugares culturales y turísticos.

Tiene previsto la salida el día 5, a las ocho de la mañana.



El crucero "Le Boreal", entró a las 12,10 h. y partió por la tarde (14:00) hacia el puerto de Getxo, para continuar camino a La Rochelle (Francia)

Le Boreal. Es un barco de la Compagnie du Ponant (Yacht Cruises), que ofrece viajes a lugares de carácter refinado rodeados de arte y buena gastronomía. En sus barcos, esta compañía francesa ofrece servicio de gran calidad en barcos tipo yate privado decorados con materiales nobles y con mucho confort en los camarote.

Lleva  139 tripulantes y 126 camarotes con balcón, es un barco que desplaza 2.950 toneladas. Tiene seis cubiertas, 164 metros de eslora, 18 metros de manga y alcanza 16 nudos de velocidad. Fue botado en el año 2010.

La naviera francesa Ponant, en 2010, construyó este coqueto barco estilo yacht-boutique elegantemente vanguardista, con "charm" francés. Una refinada mezcla de tonos ceniza y burdeos, impacta desde que nos embarcamos. La mejor gastronomía en sus dos restaurantes, shows internacionales con toques galos lo hacen perfecto para una singladura moderna y elegante. Solo cinco cubiertas son suficientes para concentrar la esencia.

Desde el espectacular hall circular, con una decoración de "lágrimas" de cristal, entramos al precioso salón multifunción, de tonos nuestros, y una íntima terraza perfecta, para un cocktail mientras contemplas el mar. Una piscina de tamaño racional, cubiertas de madera, un espectacular salón panorámico de proa, pequeña boutique, guardería, y un teatro con estética algo espacial.

Los camarotes parecen sacados de una revista de decoración. Grandes e impactantes, con materiales premiun, y unos espectaculares baños de donde la luz natural es esencial, mientras disfrutas de una amplísima ducha, y de los delicados productos de la Occitane. Le Boreal ofrece 132 cabinas, prácticamente iguales, y la mayoría con balcón, todas exteriores con amplísimas suites con mayordomo en la cubierta superior. Un barco para soñar.

Su estancia en Santander, ha  rápida, únicamente han sido unas horas para repostar y continuar viaje.



Esperando la entrada y salida de otros grandes barcos, vimos llegar a un mercante pequeño, el "Pur Navolok".

Este buque, actualmente navega bajo bandera Cyprus. Se construyó en 1997.

Tiene una eslora de 82 metros, con calado de 5.498 metros.



Seguido de Le Boreal, salió el cochero, "Viking Odessa", a las 14:08.

Es un buque vehicles carrier. Actualmente navega bajo bandera Singapore. Se construyó en 2009.

Tiene una eslora de 140 metros, con calado de 6.114 y 6.500 toneladas.

Portador de vehículos.



Dando salida a los anteriores barcos, entro el buque "Autosky", a las 14:24 por el Palacio de la Magdalena.

Es vehicles carrier y navega bajo bandera de Portugal.

Se construyó en el 2000

Tiene 140 metros de eslora.



Y por último, a las 14:43 entro con la ayuda de los remolcadores, el buque "Desert Serenity".

Es barco bulk carrier. Actualmente navega bajo bandera Greece. Se construyo en 2008.

Tiene 190 metros de eslora. Calado 12,6 metros

Barco granelero



Un bonito día, para disfrutar de la bahía y de nuestro bello puerto.