El día 17 de abril, se celebraron
dos procesiones, una a las 20:00 horas, del Perdón y Silencio, organizada por
la Archicofradía de la Merced.
Desde la capilla de la Merced, en
la calle Bonifaz, recorriendo las calles de Bonifaz, Lope de Vega, Hernán
Cortés, San José, Plaza del Príncipe, Plaza Porticada, Juan Herrera, Isabel II,
Ruamayor, hasta la iglesia de Consolación.
El regreso por las calles, Alta,
Ruamayor, Isabel II y Juan de Herrera, hasta la carpa de las Exposiciones de
Pasos.
Este recorrido último no estaba
previsto, pero la lluvia les obligo a quedarse y recoger las imágenes en la
carpa.
La cofradía de la Merced,
pertenece a la Archicofradía de la Celeste, Real, y Miliar Orden de Nuestra
Señora de la Merced, con sede en la capilla de la Merced, de la calle Bonifaz.
Hábito: Gran manto blanco o bien
túnica con escapulario del mismo color. Cubrerrostro y guantes blancos, excepto
el día de Viernes Santo en que lleva ambas prendas negras. Zapatos blancos y
calcetines negros.
Emblema: Escudo de la Orden de la
Merced enmarcado en una Cruz de Malta blanca y con corona real.
Pasos: El Ecce Homo, La Piedad y
la Virgen de Nuestra Señora de la Merced.
Esta cofradía es la segunda cofradía
penitencial más antigua de Santander, la Archicofradía de la Merced, se remonta
a mayor de 1942, aunque cabe destacar que comenzó a organizarse después de la
guerra civil. Estuvo integrada en un principio por prisioneros de la guerra,
los cuales establecieron un escudo y hábito propio de acuerdo a la heráldica y
símbolos de la advocación católica a la cual pertenecían la Orden de la Merced.
Este serie de hechos primitivos, como el origen de los primeros congregantes,
provocaron que años más tarde, le fuera concedida a la Hermandad el título
honorifico de Celeste, y Militar. Se trata además de la primera penitencial de
España formada por ex cautivos de la guerra civil. Desde un primer momento tuvo
su sede canónica en la pequeña capilla de Nuestra Señora de la Merced, en la
calle Bonifaz. Es importante señalar que uno de los momentos más destacados de
la procesión de miércoles santo, en la que la Hermandad recorre las principales
arterias del centro urbano de Santander, se produce cuando, ya montadas las dos
efigies titulares sobre sus andas, los costaleros sacan desde el interior de la
capilla las imágenes, con una perfección y precisión milimétrica
indescriptibles, que pone de manifiesta el esfuerzo y dedicación de los
cofrades, al hacer pasar las andas de los pasos aprovechando las estrechas
dimensiones de la puerta principal. Una de las costumbres más arraigadas dentro
de la Archicofradía, es la de portar un cubre rostro con guantes y cíngulo
negro el día de viernes santo, en señal de luto por la muerta de Cristo, a
diferencia de los demás días en los que procesiona, sus cofrades llevan un
hábito completamente blanco. Asimismo ese día la virgen titular también porta
un rostrillo azabache, ricamente bordado y decorado.
A lo largo de varios años después
de su fundación, cuando se crearon las demás penitenciales modernas, adquirió
diversas piezas escultóricas de gran valor artístico, las cuales son
procesionadas sobre esplendorosas andas de maderas nobles durante la Semana
Santa. No fue hasta 2004, cuando la Hermandad encargó a la artista local y
también cofrade de otras hermandades, Gema Soldevilla, la genial talla de
vestir de la Virgen de la Merced.
La penitencial procesiona los días
de Domingo de Ramos, Miércoles Santo, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de
Resurrección, acompañando al cortejo que se celebra paralelamente. Es decir,
acompañando a la Cofradía de la Inmaculada y su Virgen Inmaculada Gloriosa, al
encuentro con el Cristo Resucitado, al cual acompañan las demás penitenciales
desde la catedral. El día de Miércoles Santo, cuando se celebra la Procesión
del Perdón y del Silencio, la Hermandad atraviesa las calles de la capital en
uno de los cortejos más artísticos y solemnes de la Semana Santa.
He de destacar en esta procesión
la salida a hombros del paso desde la capilla, pero a medida que la procesión
avanza y llega a la cuesta de la subida de Ruamayor, se produce otro momento de
gran expectación, cuando, tras la pausada y elegante ascensión de la Virgen,
los costaleros del Cristo afrontan la subida de una forma bruta, rápida, y
agitada, al ritmo incesante de los tambores, con el consiguiente castigo para
los hombros de los nazarenos.
Dicha procesión hace su estación
cumbre a su paso por juzgados provinciales, donde años antes, al haber cerca
una prisión, se liberaba a un preso. Actualmente al no existir dicha prisión,
se libera al reo en otra prisión de la provincia y se realiza el acto simbólico
de su liberación en un solemne acto ya bien entrada la noche. Más tarde,
comienza la vuelta a la capilla.
Este año, como los anteriores, no
fueron autorizados la liberación del preso.
"El Ecce-Homo". Esta magnífica
y emotiva imagen fue realizada en maderas nobles por Andrés Novo Cuadrillero,
para la Semana Santa de 1943, año en que la penitencial realizó su primera
salida en procesión, portando a hombres esta imagen precisamente. Aunque fue
esculpida en 1943, diversos motivos estéticos y de conservación, hicieron que
la antigua talla fuera reformada por completo en 1948, por el propio imaginero
cántabro. La cabeza del Cristo fue cambiada de angulación y postura, pasando
mirar hacia el infinito, levemente caída hacia la izquierda. La altura fue
rebajada notablemente, y las manos y el gesto principal fueron definidos para aportar
a la efigie una sensación de mayor naturalidad. Esta reforma fue finalmente
terminada para la Semana Santa de 1948, año en que además la Hermandad estrenó
un nuevo vestido para el Cristo, el cual constaba de capa de terciopelo granate
y túnica blanca, todo ello sobre unas sencillas pero adecuadas y muy apropiadas
andas que aportan a la imagen mayor particularidad y estética belleza.
La Stsma Virgen de la Merced. La
emotiva y magnifica talla de vestir de la Virgen de la Merced, titular de la
penitencial, fue realizada por la artista local, Gema Soldevilla, para dicha cofradía
en la Semana Santa de 2003, haciendo esta su primera salida en la Semana Santa
del 2004. La Virgen, ataviada normalmente con un vestido blanco, y un rostrillo
amarfilado con el emblema de la Hermandad y varias cadenas y broches (excepto
en Vienes Santo), luce actualmente un elegante y vistoso manto ricamente
decorado, que pende de la cabeza, siendo a su vez sujetado por la corona de
planta que luce la efigie. Con respecto a la vestimenta de esta talla ha habido
muchas variaciones durante los últimos años.
En la capilla, durante el resto
del año (cuando la talla se expone al culto), se viste a la efigie con un
sencillo aunque apropiado manto azul, con bordados azabaches, una túnica color
burdeos, y un sudario que hace a la vez de cíngulo, de vivos colores. En 2011,
la virgen lución un nuevo preciosos manto color turquesa, que volvió a ser
sustituido al año siguiente por el actual. Otros años ha portado otros mantos
diferentes (blancos bordados, color marfil, burdeos...). Durante el Viernes
Santo de 2015, la Virgen lució un atípico aunque elegante y solemne conjunto,
compuesto de túnica y rostrillo negros, y cíngulo y manto blancos. Todo ello
con motivo de la conmemoración del 75ª aniversario de la Cofradía de los
Dolores. La talla descansa sobre unas andas realizadas en madera, muy parecidas
a las de los demás pasos de la Hermandad, y es portada a hombros por
costaleros, durante las procesiones de Miércoles, Jueves y Viernes Santo. Luce
también una espléndida y lujosa candelaria de plata en las esquinas del paso.
Este año, he acompañado la
procesión desde su inicio hasta la cuesta de Ruamayor, para presenciar uno de
los momentos más espectaculares, la subida con ritmo rápido de los costaleros
portando los pasos.
Hace años, lo hacían corriendo,
pero cada año, evitan ese esfuerzo y actualmente el ritmo es más lento, pero no
por ello, es meritorio y donde se acumulan bastante personas para presenciarlo
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