23 de abril de 2019

SEMANA SANTA de Santander 2019 - 17 abril (I)

























El día 17 de abril, se celebraron dos procesiones, una a las 20:00 horas, del Perdón y Silencio, organizada por la Archicofradía de la Merced.

Desde la capilla de la Merced, en la calle Bonifaz, recorriendo las calles de Bonifaz, Lope de Vega, Hernán Cortés, San José, Plaza del Príncipe, Plaza Porticada, Juan Herrera, Isabel II, Ruamayor, hasta la iglesia de Consolación.

El regreso por las calles, Alta, Ruamayor, Isabel II y Juan de Herrera, hasta la carpa de las Exposiciones de Pasos.

Este recorrido último no estaba previsto, pero la lluvia les obligo a quedarse y recoger las imágenes en la carpa.

La cofradía de la Merced, pertenece a la Archicofradía de la Celeste, Real, y Miliar Orden de Nuestra Señora de la Merced, con sede en la capilla de la Merced, de la calle Bonifaz.

Hábito: Gran manto blanco o bien túnica con escapulario del mismo color. Cubrerrostro y guantes blancos, excepto el día de Viernes Santo en que lleva ambas prendas negras. Zapatos blancos y calcetines negros.

Emblema: Escudo de la Orden de la Merced enmarcado en una Cruz de Malta blanca y con corona real.

Pasos: El Ecce Homo, La Piedad y la Virgen de Nuestra Señora de la Merced.

Esta cofradía es la segunda cofradía penitencial más antigua de Santander, la Archicofradía de la Merced, se remonta a mayor de 1942, aunque cabe destacar que comenzó a organizarse después de la guerra civil. Estuvo integrada en un principio por prisioneros de la guerra, los cuales establecieron un escudo y hábito propio de acuerdo a la heráldica y símbolos de la advocación católica a la cual pertenecían la Orden de la Merced. Este serie de hechos primitivos, como el origen de los primeros congregantes, provocaron que años más tarde, le fuera concedida a la Hermandad el título honorifico de Celeste, y Militar. Se trata además de la primera penitencial de España formada por ex cautivos de la guerra civil. Desde un primer momento tuvo su sede canónica en la pequeña capilla de Nuestra Señora de la Merced, en la calle Bonifaz. Es importante señalar que uno de los momentos más destacados de la procesión de miércoles santo, en la que la Hermandad recorre las principales arterias del centro urbano de Santander, se produce cuando, ya montadas las dos efigies titulares sobre sus andas, los costaleros sacan desde el interior de la capilla las imágenes, con una perfección y precisión milimétrica indescriptibles, que pone de manifiesta el esfuerzo y dedicación de los cofrades, al hacer pasar las andas de los pasos aprovechando las estrechas dimensiones de la puerta principal. Una de las costumbres más arraigadas dentro de la Archicofradía, es la de portar un cubre rostro con guantes y cíngulo negro el día de viernes santo, en señal de luto por la muerta de Cristo, a diferencia de los demás días en los que procesiona, sus cofrades llevan un hábito completamente blanco. Asimismo ese día la virgen titular también porta un rostrillo azabache, ricamente bordado y decorado.

A lo largo de varios años después de su fundación, cuando se crearon las demás penitenciales modernas, adquirió diversas piezas escultóricas de gran valor artístico, las cuales son procesionadas sobre esplendorosas andas de maderas nobles durante la Semana Santa. No fue hasta 2004, cuando la Hermandad encargó a la artista local y también cofrade de otras hermandades, Gema Soldevilla, la genial talla de vestir de la Virgen de la Merced.

La penitencial procesiona los días de Domingo de Ramos, Miércoles Santo, Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección, acompañando al cortejo que se celebra paralelamente. Es decir, acompañando a la Cofradía de la Inmaculada y su Virgen Inmaculada Gloriosa, al encuentro con el Cristo Resucitado, al cual acompañan las demás penitenciales desde la catedral. El día de Miércoles Santo, cuando se celebra la Procesión del Perdón y del Silencio, la Hermandad atraviesa las calles de la capital en uno de los cortejos más artísticos y solemnes de la Semana Santa.

He de destacar en esta procesión la salida a hombros del paso desde la capilla, pero a medida que la procesión avanza y llega a la cuesta de la subida de Ruamayor, se produce otro momento de gran expectación, cuando, tras la pausada y elegante ascensión de la Virgen, los costaleros del Cristo afrontan la subida de una forma bruta, rápida, y agitada, al ritmo incesante de los tambores, con el consiguiente castigo para los hombros de los nazarenos.

Dicha procesión hace su estación cumbre a su paso por juzgados provinciales, donde años antes, al haber cerca una prisión, se liberaba a un preso. Actualmente al no existir dicha prisión, se libera al reo en otra prisión de la provincia y se realiza el acto simbólico de su liberación en un solemne acto ya bien entrada la noche. Más tarde, comienza la vuelta a la capilla.

Este año, como los anteriores, no fueron autorizados la liberación del preso.

"El Ecce-Homo". Esta magnífica y emotiva imagen fue realizada en maderas nobles por Andrés Novo Cuadrillero, para la Semana Santa de 1943, año en que la penitencial realizó su primera salida en procesión, portando a hombres esta imagen precisamente. Aunque fue esculpida en 1943, diversos motivos estéticos y de conservación, hicieron que la antigua talla fuera reformada por completo en 1948, por el propio imaginero cántabro. La cabeza del Cristo fue cambiada de angulación y postura, pasando mirar hacia el infinito, levemente caída hacia la izquierda. La altura fue rebajada notablemente, y las manos y el gesto principal fueron definidos para aportar a la efigie una sensación de mayor naturalidad. Esta reforma fue finalmente terminada para la Semana Santa de 1948, año en que además la Hermandad estrenó un nuevo vestido para el Cristo, el cual constaba de capa de terciopelo granate y túnica blanca, todo ello sobre unas sencillas pero adecuadas y muy apropiadas andas que aportan a la imagen mayor particularidad y estética belleza.

La Stsma Virgen de la Merced. La emotiva y magnifica talla de vestir de la Virgen de la Merced, titular de la penitencial, fue realizada por la artista local, Gema Soldevilla, para dicha cofradía en la Semana Santa de 2003, haciendo esta su primera salida en la Semana Santa del 2004. La Virgen, ataviada normalmente con un vestido blanco, y un rostrillo amarfilado con el emblema de la Hermandad y varias cadenas y broches (excepto en Vienes Santo), luce actualmente un elegante y vistoso manto ricamente decorado, que pende de la cabeza, siendo a su vez sujetado por la corona de planta que luce la efigie. Con respecto a la vestimenta de esta talla ha habido muchas variaciones durante los últimos años.

En la capilla, durante el resto del año (cuando la talla se expone al culto), se viste a la efigie con un sencillo aunque apropiado manto azul, con bordados azabaches, una túnica color burdeos, y un sudario que hace a la vez de cíngulo, de vivos colores. En 2011, la virgen lución un nuevo preciosos manto color turquesa, que volvió a ser sustituido al año siguiente por el actual. Otros años ha portado otros mantos diferentes (blancos bordados, color marfil, burdeos...). Durante el Viernes Santo de 2015, la Virgen lució un atípico aunque elegante y solemne conjunto, compuesto de túnica y rostrillo negros, y cíngulo y manto blancos. Todo ello con motivo de la conmemoración del 75ª aniversario de la Cofradía de los Dolores. La talla descansa sobre unas andas realizadas en madera, muy parecidas a las de los demás pasos de la Hermandad, y es portada a hombros por costaleros, durante las procesiones de Miércoles, Jueves y Viernes Santo. Luce también una espléndida y lujosa candelaria de plata en las esquinas del paso.

Este año, he acompañado la procesión desde su inicio hasta la cuesta de Ruamayor, para presenciar uno de los momentos más espectaculares, la subida con ritmo rápido de los costaleros portando los pasos.

Hace años, lo hacían corriendo, pero cada año, evitan ese esfuerzo y actualmente el ritmo es más lento, pero no por ello, es meritorio y donde se acumulan bastante personas  para presenciarlo









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