Monte Ucieda
Después de un largo periodo, nuestro amigo
Nacho, nos ha invitado para que le acompañemos a una pequeña excursión al Monte
de Ucieda.
Los motivos han sido para vernos después de mucho tiempo y probar nuestros objetivos "macro"
de reciente adquisición.
El Monte Ucieda, ya le hemos visitados
muchas veces y conocemos muy bien todos sus rincones y caminos.
Hemos aprovechado esta visita para hacer
unas fotos del paisaje que hemos visto durante el recorrido .
Pero lo más importante, era localizar
objetos que nos pudieran servir para hacer lo que pretendíamos, "fotografía
macro".
Que difícil ! es conseguir unas buenas fotos
en "macro", pero seguiremos probando y aprendiendo sobre este tema
tan fascinante, como es la fotografía Macro.
Son fotos de maravillosos colores y detalles,
que podemos retratar sobre objetos que rara vez hemos observado tan de cerca.
A quien ? no le provoca admiración
contemplar la gigante cabeza de una mosca, la textura de los pétalos de una
flor, o los detalles de las alas de una mariposa.
Es una de mis debilidades, que quiero
empezar a practicar y conseguir esas fotos tan espectaculares que venimos
contemplando de grandes profesionales e
incluso de destacados aficionados a la fotografía macro.
La palabra "Macro" significa grande.
La Macrofotografía es por lo tanto una rama de la fotografía en la que el
sujeto fotografiado resulta "grande" en la foto, igual de grande que
en la vida real o más grande. Por ejemplo si el tamaño de una hormiga en la
foto es igual o más grande que su tamaño en la vida real, ésa es una foto
Macro.
A través de la Macrofotografía, nos puede
enseñar la belleza del sujeto (sea objeto animal o planta) en cuestión.
Otros usos más objetivos son el de la
investigación biológica, que es un campo que le debe mucho a la fotografía
Macro, pues ésta ha permitido documentar muchos estudios relacionados con
muchas especies animales y vegetales.
También gracias a la Macrofotografía es
posible contemplar y disfrutar de algunas joyas u objetos valiosos cuyo tamaño
muy reducido normalmente impide que sean apreciados en todo su detalle.
Lo que he aprendido hasta ahora, es que la
iluminación, es uno de los puntos más importantes de la fotografía macro.
Para ello es aconsejable que disparemos
nuestras macrofotografías con el diafragma abierto al máximo. Esto hará que,
irremediablemente, la profundidad de campo de las fotografías se reduzca sensiblemente.
Si además estamos trabajando con elementos como los tubos de extensión o las
lentes de aproximación, todavía dispondremos de una menor profundidad de campo.
Esta situación puede dar pie a fotografías muy curiosas pero puede darse el
caso de que necesitamos trabajar con más profundidad de campo, para poder
captar detalles de una zona más amplia.
Esto nos obliga a cerrar diafragma, para conseguir
profundidad de campo pero tiene un gran inconveniente: la luz que llegará al
sensor. Si utilizamos algunos complementos para conseguir hacer la fotografía
de aproximación puede producir, que la cantidad de luz que llegue al sensor se
vea reducida sensiblemente.
Otra opción, es hacer un bracketing, que
consiste en realizar varias imágenes con valores de exposición distintos para,
luego, juntarlas en una sola imagen y conseguir fotografías de mayor rango dinámico.
Pero no se puede olvidar que en todas las
fotos se debe usar el trípode.
En cuanto las fotografías de insectos, lo
más común de la macrofotografía, tiene una complejidad añadida, los bichitos se
mueven. Además trabajando con complementos ampliadores (lentes, tubos, fuelles
o el mismo objetivo macro, al más mínimo movimiento, tanto si es del insecto
como si es de nuestro propio pulso, se verá magnificado, por eso, tenemos que
evitar trepidaciones y fotos movidas tendremos que recurrir a las velocidades
de obturación altas y, en consecuencia, necesitaremos más luz.
Qué razón tiene mi amigo Felipe, que se
necesita cerrar el diafragma entre 16 y 22 y obligado el trípode, si queremos
obtener unas buenas fotos.
Después de las clases prácticas del día,
hemos vuelto a Santander, para degustar una buena comida, eligiendo el bar
Gorio, en calle Marqués de Hermida.
Los comensales hemos sido, Gelo, Nacho,
Manolo, Felipe y el autor de esta publicación.
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