Ha
llegado este Circo por primera vez a nuestra ciudad, un acontecimiento único y
para el recuerdo quienes lo visiten.
Había
mucha expectación por ver "Alegría" y el Cirque du Soleil.
Más
todavía al conocer que este montaje se despediría para siempre con sus últimas
actuaciones en Madrid.
"Alegría"
-es un viaje emocional- que, pese a sus vueltas por el globo, -está más vivo
que nunca-. Es también -un estado mental-, un retrato del poder y la
transmisión a lo largo del tiempo.
Pero
es, sobre todo, una muestra artística de la pugna entre las nuevas y viejas
generaciones.
Es
todo un espectáculo que combina acrobacias, contorsionismo, equilibrismo,
trapecios sincronizados y malabarismo con el humor de dos payasos que, en esta
gira, hacen también de portavoces del resto. Ellos son "Los Pablos" y
los dos únicos españoles de los cincuenta artistas que forman parte de este espectáculo.
En
esta visita el Circo del Sol, ha prescindido de la tecnología y se ha
impregnado de la belleza de las acrobacias de los once números que muestra.
La
función dura dos horas y media. Un tiempo que se pasa muy rápido y que está
amenizado con la música en directo de una banda que atrapa desde el principio
(ellos son los primeros en salir a escena).
Por
el escenario pasan unos 55 artistas de 17 países.
Como
bien dice Pablo Gomis, uno de los payasos, -la risa es distinta en cada sitio-
y por ello suelen cambiar los chistes en función de cada lugar en el que actúan.
La
banda sonora compuesta por el canadiense René Dupére, que bebe del jazz, el pop,
el tango y el klezmer, hizo aún más mágica la noche en El Sardinero.
Emocionante
fue el final donde una de las grandes damas entonó "Alegría"
El
inició de la función es trepidante con un ritmo frenético, que alucina y que a
cualquiera le deja impresionado.
El espectáculo
se inicia cuando aún no se han apagado las luces y los músicos y los personajes
empiezan a animar el ambiente y a provocar las primeras sonrisas.
Comienza
con un número de trapecio sincronizado en el que dos jóvenes se columpian con
una perfecta armonía mientras completan sus giros en el aire y concluye con un
número de acrobacias aéreas que dejan sin respiración al público.
La
siguiente actuación son los acróbatas que impulsados por trampolines trazan
diagonales imposibles y enlazan mortales que dejan boquiabiertos a todos.
Después
un número de flexibilidad y contorsionismo al puro estilo de la gimnasia rítmica
con cinta y hula hoop. Impresionante que en una Olimpiada sería medalla de
"oro"
Más
impresionante es el número de los cuchillos de fuego, cuya actuación recuerda a las de los circos tradicionales.
Otra
número es el del hombre que vuela elevado sobre cintas elásticas ejecutando
ejercicios gimnásticos de gran complejidad, de nuevo la tensión y el ritmo de
las espectaculares barras rusas que eleva a los acróbatas impulsados por esas
barras sostenidas sobre los hombros de sus compañeros y la pareja de
contorsionistas que adoptan con sus cuerpos formas insólitas.
Finalmente
con red se ejecutan el número final de las barras de altura. Otra coreografía aérea
a 12 metros sobre el suelo para despedir el show y hacer sonar la música de Alegría
Entre
cada actuación el humor de los clowns, que hacen participar el público en sus
números.
Siempre
amenizados por la música en directo de una banda interpretada por la Cantante
Blanca, narradora del espectáculo.
Como
bien describe la periodista, Ana Rodriguez de la Roba en el DM, que "Alegría"
es un trabajo con concesiones importantes a lo visual y lo musical. La banda
sonora es extraordinaria; lejos de constituir un mero acompañamiento de la
acción escénica, las bellas canciones interpretadas en directo por una voz
robusta pero aterciopelada y sin imposturas y por unos excelentes
instrumentistas, nos permiten realizar un "viaggio musicale"
intercultural.
Estéticamente,
se ha optado por un entorno barroco "lato sensu"; un jardín
palaciego fastuoso y fantástico, con aire versallesco y reminiscencias en
algunos de sus personajes, magníficamente vestidos.
El
hilo argumental -el gatorpardesco constrate entre los coletazos del viejo orden
y los brincos del recién advenido- se anuda y desanuda con las presentaciones
de un pérfido maestro de ceremonias jorobado, un bufón desorientado y una
canora y cándida princesa con reverso oscuro; caras distintas de la "Alegría"
que se suceden en una exhibición de proezas circenses -contorsionismo, aros,
trapecio, fuerza, malabarismos de fuego...- y que a su vez se alternan con trabajadísimos
números de payasos que relajan la tensión dramática y provocan la emoción del
espectador.
"Alegría"
no es un espectáculo -hecho para gustar- sino que gusta por fuerza.
Desde
hace tiempo, esperábamos este espectáculo y para ello ya teníamos las entradas
con antelación, gracias a Diego.
Tanto
Esther como yo, hemos salido impresionados del espectáculo, difícil volver a presenciar
un espectáculo tan maravilloso como éste.
Han
sido dos horas y media en el Palacio de los Deportes, de fantasía, belleza, elegancia,
humor y magia. Que suerte hemos tenido de haber estado presente y cuanto lo hemos disfrutado.
¡ALEGRIA!
y emoción, lo que nos han dado con su espectáculo Alegría.
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