Ante las
últimas noticias del Parque de Cabárceno, me he visto obligado rápidamente en
ir, para ver a la nueva cría de elefante, nacida el 18 de enero.
Provisionalmente
se la ha puesto de nombre Beatuca, en honor la Beato de Liébana y al Año
Jubilar Lebaniego.
Es hija de
Jambo y de Infinita y tras unas semanas de adaptación, ya la podemos ver en el
interior de hábitat junto con su madre.
Es un
acontecimiento importante para el Parque y supone una nueva aportación a la
conservación del elefante africano.
Para
Cabárceno es un éxito y sus veintiuno ejemplares de esta especie fuera de
África.
Las
instalaciones del recinto de estos elefantes, están consideradas de las mayores
de Europa, con 25 hectáreas de superficie, en un espacio natural.
El
nacimiento de Beatuca supone un aliciente más para el Programa Europeo de
Protección de Especies en Peligro de Extinción (EPP).
Aprovechando
el día, me quede un buen rato en el recinto de los camellos, para observarles y
fotografiarles.
Es
impresionante verles y especialmente el mancho, el manto de pelo que les cubre
y que poco a poco se les va cayendo.
Estos
camellos bactriano sorprende, por su majestuosa figura. Se encuentra en peligro
de extinción en su hábitat salvaje, el camello bactriano es, de los camélidos
del Viejo Mundo, el único que sobrevive actualmente en su estado natural,
aunque actualmente solo están presentes en la región fronteriza entre China
Oriental y Mongolia.
Es uno de
los mamíferos mejor adaptados a climas extremos, aguatan los grandes cambios de
temperatura del desierto, pudiendo llegar a soportar temperaturas superiores a
los 38ºC sin deshidratarse.
Su tupido
manto de pelo les ayuda a pasar el invierno y al llegar la primavera lo mudan y
todo ese manto se cae, dejando una caja de pelo muy corto que es muy cómoda
para los calurosos veranos en el desierto.
Este camello
salvaje fue elevado a la categoría de riesgo en 2002, declarándose entonces
especie en peligro de extinción en razón de la creciente competencia humana y
la presión económica sobre su hábitat.
Desde su
incorporación al Parque de Cabárceno, la conservación de esta especie está
dando sus frutos, habiendo logrado criar ya en el 2013.
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