Cuando
visite el recinto de los papiones, me encontré con la sorpresa de verles con
dos crías de pocos meses, parecían mellizos o bien serian primos.
Es difícil
saberlo, pues en cada parto nace uno y hasta suelen ser cuidados por otras
madres.
Ese día
estuve un tiempo contemplando a los papiones, son monos muy familiares que no
escatiman demostraciones de mutuo afecto.
Una de sus
costumbres sociales es acicalarse y despiojarse unos a otros.
Son
cariñosos, pero pueden mostrarse agresivos si se sienten atacados.
Hay momentos
que se enfadan entre ellos y los pequeños asustados gritan y se refugian en los
brazos de sus madres.
Las crías
pequeñas se espabilan rápidamente y se mueven por su cuenta, vuelven a menudo
al regazo de las hembras para mamar, para protegerse, para descansar o para que
les mimen.
Estos monos
de Guinea, ocupan en Cabárceno un gran espacio. con un terreno de desnivel
alto, a lo que ellos no tienen dificultades para moverse.
Son muy
ágiles y veloces y ascienden con mucha rapidez cuando se les reclama.
Casi siempre
están agrupados, liderados por una hembra o por el macho dominante, con las crías
cargadas a la espalda o agarradas al vientre de sus madres.
Tienen un
rostro oscuro, su morro largo y sus ojitos castaños, aparentan tener cara de
pena.
Son animales
polígamos. Los machos dominantes se aparean con varias hembras.
Nace una
sola cría por parto y en casos excepcionales dos e incluso tres, como la especia
humana.
Las crías
tienen un pelaje oscuro que se les va cambiando con la edad. La madre los cría
en solitario las primeras semanas, pero cuando crecen un poco participan en su
cuidado las otras hembras y se incorporan a la manada junto con las demás.
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