El sábado 25 de febrero, se celebró los
Carnavales de Santander, con un gran desfile de toda su originalidad y su
colorido, presenciado por numeroso público en todo el recorrido desde Perines
hasta el Paseo Pereda.
Una fiesta en la que participaron más de mil
personas disfrazadas, agrupadas bajo las diecisiete comparsas y agrupaciones
que acudieron a la cita carnavalera.
Abrió el desfile la agrupación infantil Yayva Danza,
formada por más de cincuenta participantes y cerró la comitiva la Peña La Pera
con su montaje de exploradores europeos en Africa, con un tráiler donde iban
los animales.
Y entre una y otra mostraron sus disfraces y coreografías:
el Club Atalaya Salesianos, con sus mosqueteros y mosqueteras; el grupo Santa Ana
Campogiro, con sus moteros en vespa y policías con casco blanco; y la
Asociación En Marcha (mis amigos) con un montaje sobre Egipto en el que no
faltaron odaliscas y obeliscos, el faraón y sus consejeros, las momias andantes
y los sarcófagos multicolores.
También desfilaron las Pelas de Monte, con su
montaje Peace and love y los componentes disfrazados de hippies; el grupo Latín
Dance y la Asociación San Mateo, con trabajadas coreografías; el grupo Súper
Rakeros, vestidos de negros africanos de una tribu caníbal, con hueso en el
pelo; la Asociación de Vecinos Renfe-Sixto Obrador con un trabajado montaje
sobre Los mundos de Alicia (in wonderland).
No faltaron los artistas del circo del Grupo Alegría,
con adivinadoras, forzudos, saltimbanquis y trapecistas.
Como tampoco el Wally con su jersey de rayas, ni
las vacas y toros con vaqueros de los Cantabrones, ni los brujos y brujas de
Los Arreglaos (aquí mi amigo Santiago); el animado baile caribeño y multicolor
de Los Guaracheros del Norte y un grupo de chavalines disfrazados de los gánsteres
del Chicago de los años veinte.
Como todos los años, acudo al Carnaval para
hacer esas fotos tan personales.
Aunque no participo en el Carnaval, si estoy
presente en él, para conseguir buenas
fotos.
Este año, he observado, menos público, menos participantes,
menos calidad en las vestimentas y eso me entristece, pues nuestro Carnaval
santanderino, va perdiendo vistosidad en comparación con otras poblaciones
cercanas, donde nos están superando.
Como me comentaba mi amigo Santiago (que lleva
34 años participando), espera que para el año próximo, se tome alguna
iniciativa para mejorar el Carnaval 2018.
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