El 18 de junio, nos fuimos a
una ruta desconocida en el Valle del Nansa, concretamente cerca del pueblecito
de Muñorrodero.
Es una senda fluvial del río
Nansa, que gracias a la actuación que está desarrollando la Consejería de
Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural a través de la Dirección General de Montes
y Conservación de la Naturaleza, tiene actualmente un recorrido de 8 kilómetros
en su primera fase y se está ejecutando la segunda fase por los operarios de la
Red Cántabra de Desarrollo Rural del Parque de Oyambre.
La senda se realizó en el
año 2010 en una importante actuación de la Confederación Hidrográfica del Norte
que supuso en convertir un antiguo camino de pescadores, prácticamente inaccesible
para el resto de las personas, en una de las mejores rutas que puede ofrecer en
la actualidad Cantabria para los amantes de la naturaleza, totalmente apta para
que pueda ser disfrutada por la mayor parte de las personas, ya que en sus
siete kilómetros de recorrido, apenas cuenta con 50 metros de desnivel, siendo
dotada de pasarelas y escaleras de madera para superar sin problemas las
dificultades orográficas del terreno.
La ruta inicial va desde el
pueblo de Muñorrodero hasta la central eléctrica de Trascudia (Herrerías).
Con la actuación ejecutada
recientemente por los operarios de la Red Cántabra de Desarrollo Rural, han
logrado ampliar este recorrido en 1.620 metros más que ya están totalmente
operativos, llegando hasta el puente de Caminajes, incluyendo un pequeño ramal
en la senda que permite visitar el mirador del Poeta, el cual también se puede
utilizar como punto de acceso a la ruta, ya que se encuentra en el kilómetro 6
de la carretera autonómica CA-181, contando con un pequeño aparcamiento y un área
de descanso.
Con el nuevo tramo han
continuando con la señalización de la ruta existente y se le ha dotado de tres
pasos de madera para superar los cierres de alambradas de fincas particulares.
En esta prolongación del recorrido se atraviesa un encinar muy bien conservado
y a diferencia de la parte inicial de la senda, el camino se eleva sobre el río
Nansa, lo que proporciona unas espectaculares vistas de todo el entorno natural
del río.
Actualmente están trabajando
en la segunda fase para la ampliación de la senda, que desde el puente de
Camijanes llegaría al pueblo de Cades, justamente hasta donde se encuentra la
rehabilitada Ferrería.
Una vez terminado estos
trabajos, el trayecto discurriría desde el pueblo de Muñorrodero hasta Cades,
recorrido que va permanentemente pegado al río, lo que permitiría apreciar y
disfrutar del río Nansa, con de la gran diversidad de flora como alisos,
fresnos, espinos, laurel, sauces y las encinas.
En el recorrido también se
puede apreciar una representación muy diversa de la fauna más características
de la zona, como el desmán ibérico, la nutria, la lamprea marina, el cangrejo
del río autóctono, el "caballito del diablo", la rosalía, la mariposa
"doncella de ondas rojas" o el ciervo volante, entre otros. También
se pueden contemplar magníficos ejemplares de trucha común y de salmón
atlántico. No en vano, el Nansa, es un río salmonero por excelencia y a lo
largo de la senda fluvial se atraviesan reconocidos cotos de pesca.
Es una senda atractiva, de
la comodidad y la belleza natural del bosque de ribera, presenta tramos muy
variados de esa combinación entre el medio y el aprovechamiento humano: una
central eléctrica, espesos bosques (avellanos, alisos, sauces, fresnos,
espinos) zonas voladas sobre roca, tramos de pista, senderos, paredes de
escalada, variantes que bordean el nivel mismo del agua, remansos y cascadas,
zona de cultivos, cuevas, praderías...
Uno de los sitios con su
magia es la bocacha de la Cueva de Los Murciélagos que, aunque no tiene
pinturas ni formaciones de interés, siempre mantiene ese espacio inquietante, y
más, si hacemos caso (que parece ser que deberíamos....) a su nombre.
Nosotros solamente hemos
realizado unos kilómetros de senda, porque nuestro objetivo era pasear, conocer
y fotografiar todo lo que ofrecería esta senda.
Si hemos observado que se
encuentra la senda bien señalizada y sin ninguna dificultad, con tramos de pista,
senderos, pasos de madera y muy accesible para todas las personas e incluso
niños.
También nos hemos encontrado
con algún que otro insecto y en el río, ranas y truchas, que era nuestro
objetivo fotográfico.
Después decidimos
desplazarnos a Colombres y una vez más, el amigo Gelo, elegiría el Restaurante
El Junco.
Un acierto, pues nos sirvieron
un buen menú y aún mejor el arroz con leche de Gelo, con puntuación de 9.
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