Estaba
por llegar el último temporal de lo que llevamos de año, éste ha sido el más
fuerte que se ha conocido en los últimos treinta años.
Con
fecha 2 de febrero y éste del 3 de marzo, serán para recordarlos por los daños y destrozos
ocasionados en todo el litoral Cantabro.
Fue
puntual y a las seis de la tarde, como nos habían anunciado, una potente
pleamar con las olas más grandes y los vientos más potentes, hizo acto de
presencia para el disfrute y asombro de los espectadores, fuimos muchísimos los
que nos encontrábamos en los acantilados, muelles, paseos...
Llego
con aviso, las alertas activadas y la costa parapetada para intentar
defenderse.
Dejo
huella, las playas desaparecidas en toda la costa y el mar llego donde él
quiso, quitándose todos los obstáculos de por medio.
A
este temporal se le ha bautizado como "Christine".
Hubo
un gran dispositivo para controlar y evitar cualquier accidente, mediante la Policía
Local, Guardia Civil, bomberos, Policía Nacional y, Protección Civil.
En
Santander, mantuvieron cerrados los paseos, la Avenida de Manuel Garcia Lago,
los accesos al aparcamiento del Camello, la Península de la Magdalena, además
de alejar a la gente de los jardines y terrazas, que se encontraban literalmente
encima de las playas.
No
podía perdérmelo y junto con mi amigo Felipe, nos acercamos al Sardinero. Nos
situamos enfrente de la Isla Mouro, lo más cercano pero a su vez lejos de la
mar, para evitar cualquier susto.
No
nos defraudo el temporal y un impresionante espectáculo nos hizo disfrutarlo
como fotógrafos.
Todos
con cámaras y móviles en mano, han sido testigos de un acontecimiento único,
que pocas veces se repetirá
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