Estos días ha
existido un gran temporal de mar, con olas de gran tamaño. Merecía la pena
acercarse a la costa para verlo.
He estado en la
playa del Camello, el mejor sitio para contemplar este impresionante
espectáculo que es la mar embravecida y con fuerte oleaje de fondo.
Mi amigo Enrique,
estos días ha publicado un poema de Gerardo Diego, ahora lo hago yo con otro
poema del poeta José Luis Hidalgo.
SOBRE
la arena nadie,
Nadie
sobre las olas.
El
faro de salitre
pasaba
ya sus hojas
El
mar, a lentos golpes,
borraba
los perfiles
y
quitaba las huellas
diluyendo
los límites.
La
playa estaba sola;
ni
penas, ni alegrías.
y
la tarde muriéndose
sobre
la barandilla.
Sobre
las barandillas
rectas
en líneas puras,
sin
brazos y sin piernas
que
quiebren su hermosura
Las
olas saltarinas
con
vocación de comba,
niñas
sin pauta fija
destrenzaban
las rocas
La
luz no se evadía
saltando
el horizonte;
se
dormía en el aire
esperando
la noche.
Y
Piquío, el Casino
y
el Hotel: fijas sombras
pintadas
sobre el verde
crepúsculo
en penumbra
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